ENTREVISTA

Javier Cortés: “Es frustrante nacer torero y no vestirte de luces… pero Madrid vio el domingo lo que soy”


miércoles 20 septiembre, 2017

Gladiador de la soledad y guerrero del camino sin una fecha en el horizonte. Así ha sido la senda de Cortés en el último lustro, más de cinco años esperando la oportunidad que le entregó Madrid.

Gladiador de la soledad y guerrero del camino sin una fecha en el horizonte. Así ha sido la senda de Cortés en el último lustro, más de cinco años esperando la oportunidad que le entregó Madrid.

TEXTO: JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOS: LUIS SÁNCHEZ-OLMEDO

Gladiador de la soledad y guerrero del camino sin una fecha en el horizonte. Así ha sido la senda de Javier Cortés en el último lustro, más de cinco años esperando la oportunidad que le entregó Madrid el pasado domingo en la que por desgracia no le tocó el lote, “pero eso da igual”, asegura el joven, “porque vio la dimensión de torero que quiero ser a pesar de que no embistieran los toros”.

Tiene las cosas claras el rubio madrileño al que la vuelta a la calle de Alcalá le ha chutado en vena de nuevo la vida que necesitaba para soñar con ser figura. La Hispanidad de octubre o las primeras citas venteñas de la próxima campaña seguro que volverán a ver a Cortés en sus carteles: “El pasado domingo tuve esa sensación de sentirme torero en esa plaza, porque pude hacer el paseíllo tras seis años y eso es algo muy grande. Detrás quedaban muchísimas dificultades que he pasado y momentos muy complicados porque no toreaba nada y claro, esto me ha dado vida”, señala Cortés.

Le agradece a Francia lo que España le negó: cuando ningún ganadero le echaba ni una mísera vaca, las Galias fueron su salvación “gracias a un grupo de amigos que tengo allí que me ayudan muchísimo e intentan siempre que haga campo allí. Siempre están apoyándome, y gracias también a mi apoderado Manolo Campuzano, he podido volver a vestirme de torero. Tengo que agradecerles a ellos que se hayan volcado conmigo”, comenta efusivo.

No tuvo que ser fácil sobreponerse a un lote a menos, pero más aún sabiendo las circunstancias marcadas porque 365 caídas de sol por seis habían caído en esa Monumental sin que Cortés regresase a su ruedo: “La verdad que disfruté muchísimo el día desde que me levanté, sabía que ese día toreaba en Madrid y tenía que disfrutarlo tras seis años. Dentro de la responsabilidad que tiene uno al pisar Madrid, al llegar al a plaza y hacer el paseíllo lo disfruté, allí siempre me he sentido muy a gusto y a pesar de que el lote no ayudó, creo que demostré que estoy preparado y que quiero ser torero”.

Cuando el segundo toro se paró y vio que el triunfo iba a ser muy complicado, Cortés se vino moralmente abajo “porque uno va siempre con la mentalidad de triunfar, de abrir la PG y de salir relanzado. Al salir de la plaza la sensación fue agridulce, porque sabías que habías estado a la altura de la tarde y la plaza, pero uno siempre busca más”.

Durante tres años y medio estuvo el alma torera de Cortés sin vestir el chispeante por falta de contratos, años duros en los que la meta psicológica de una tarde de importancia tardaba y tardaba pero no llegaba. “Hubo años que nadie me echaba una vaca, que nadie contaba conmigo. Tú quieres demostrar lo que tienes dentro y no lo puedes hacer. Luego ni te cuento para torear… tres años y medio sin vestirme de torero hasta que lo pude hacer en Francia. Es algo muy frustrante, sufres muchísimo al tener tantísimas cosas que demostrar y no poder hacerlo”.

Ve con optimismo su pronto regreso al primer ruedo del mundo: “Ojalá que así sea. Me encantaría poder volver a Madrid y que sea pronto, cuanto más, mejor. Si me espero a que sea en San Isidro, me espero encantado, deseando que vuelva a estar mi nombre en los carteles en Madrid y volver a ilusionarme”, concluye.