MURCIA

Jesulín llena el Teatro de Lorca: «Ojalá hubiese más como yo»


sábado 27 noviembre, 2021



Sin Título

El majestuoso Teatro Guerra de Lorca acogió en la noche de ayer viernes 26 de noviembre la segunda tertulia taurina del VI Ciclo Cultural que ha organizado con mimo el Club Taurino de Lorca.

En esta ocasión el protagonista de la charla taurina fue el carismático torero gaditano Jesús Janeiro Bazán “Jesulín de Ubrique. El mediático personaje hizo las delicias del público asistente contando sus vivencias en el mundo del toro y en la vida. Como si de una pieza teatral se tratara, la plática tuvo comedia, drama, tragedia y un sensacional monólogo del de Ubrique que provocó momentos desternillantes entre el público que llenó el patio de butacas del imponente teatro lorquino.

El acto fue moderado por el periodista Iñigo Crespo, guiándolo a la perfección y haciendo que el protagonista mostrara su opinión sobre varios aspectos de la fiesta, sus anécdotas y su filosofía de vida.

El miedo centró el inicio de la conversación. Jesús quiso dejar claro que hasta los más valientes pasan por ese trance: “El que no lo pasa mal miente. Eso es una cosa natural. Al principio no eres consciente pero después te das cuenta de todo lo que pones en juego”

El torero comenzó hablando de sus inicios como torero, apostillando que en el mundo del toro, uno más uno, muchas veces no son dos: “En el toreo las matemáticas no existen, es una profesión dura pero tiene muchas peculiaridades”.

Jesulín, con el gracejo que le caracteriza, dijo sentir el toreo desde siempre, pero quizá no sabía las consecuencias graves que podía tener ponerse delante de un toro: “Yo iba a torear como el que iba al patio del colegio. Con 16 años ya era matador de toros. De novillero tenía mucha fuerza, cuenta que en aquella época se quitaba una corrida de toros y se ponía una novillada. Tomé la alternativa pensando en que todo iba sobre ruedas”, añadiendo que “Luego llegó en Zaragoza, en la feria de San Jorge, y me topé con Cubanito, número 32, de Los Bayones. Me dejó en el dique seco 4 meses. Me partió ese toro, pero me enseñó que los toros pueden matar”.

La recuperación de ese trance fue intensa. El propio torero reconoció que si no llega a estar el Doctor Val-Carreres las consecuencias podrían haber sido mayores. Esa cornada frenó su meteórica carrera: “Al año siguiente no me pusieron en ninguna feria y al ver eso me fui a ver a Canorea. El hombre me decía que la plaza siempre estaba ahí. En junio me puso en la corrida de la prensa con una tía de Diego Garrido. Le corté una oreja y en el otro di dos vueltas al ruedo. De no tener para pagar a nadie pasé a no tener deudas. Todo el mundo cobró y terminé quedando el quinto del escalafón”.

Las siguientes temporadas Jesulín revolucionó el toreo. Sobre este aspecto dijo haberse sentido capitán general del toreo durante un lustro: “Yo mandé durante 5 años ó 6, pero mandar de verdad. En el mes de mayo arreglaba las ferias de septiembre sin necesidad de ver lo que pasaba en Madrid. Tenía las ferias cerradas de un año para otro”.

La época de los 90 centró buena parte de la charla. Eran años de vacas gordas para la tauromaquia: “La época de los 90 fue brutal. Todos fuimos beneficiados. Todos ganábamos. El ciclo duró hasta 2004. Luego, no hace falta que viniera una pandemia para darse cuenta que la fiesta no estaba en su mejor apogeo”.

De su etapa de rey de la fiesta comentó: “Los triunfos y los fracasos pesan mucho. En el 93 explosioné. Hasta el 98 fue brutal. Pero, ojo, no me tapaba. Llegaba Sevilla y pedía la de Victorino”.

La plaza de toros de Las Ventas también tuvo protagonismo en la conversación. Una plaza donde Jesús no llegó a triunfar: “A Madrid no fui de novillero, aunque los Lozano me ofrecieron 10 millones de pesetas por tarde. Luego, de matador, antes del 93, toreé dos corridas por la mitad”. El de Ubrique reconoció que la afición madrileña nunca se le entregó: “En Madrid tuve dos toros de puerta grande, uno del Puerto de San Lorenzo y otro de Guardiola, pero hemos sido un matrimonio que nunca nos hemos entendido. Les cuajé dos faenas muy buenas, pero era Jesulín. Si las hace otro torero lo sacan a hombros”.

También hubo lugar a sacar su repentina retirada en el año 1999: “Me tuve que retirar con 23 años porque no sabía ni lo que ganaba ni lo que debía. Necesitaba ser el dueño de mi carrera”.

2 años después llegó con Pepe Luis Segura de apoderado: “Él me enseñó a saber administrarme”.

El respeto por el torero en los despachos y en su economía lo lleva por bandera: “En 2010 iba a torear 45 corridas y toreé 18. Muchos empresarios no respetaban lo acordado. Dije que no a lo que sabía que iba a salir mal”

El accidente sufrido con 26 años fue otra prueba de fuego en su vida: “Cuando entré a la operación le pregunté al cirujano que si podría volver a torear. Cuando le dije que volvía no se lo creía. Toreé después 450 corridas de toros”.

El gaditano no dejó pasar la ocasión para dejar perlas sobre el estado actual de la fiesta: “En el año 94 me televisaron 48 corridas de toros. En todas las cadenas privadas y públicas. Ahora eso es impensable. El toreo se ha echado piedras a su propio tejado. Falta fuerza. Hay muchos toreros que deber saber que hay que sembrar para recoger. A la afición le gusta codearse con los toreros. Hay que alternar con ella. Cuando me llamaron para Lorca no puse ningún impedimento. Otros se esconden y luego quieren que la gente vaya a verlos a las plazas”. Después dejó la frase de la noche: “Ojalá hubiera muchos más como yo. Espero que la tauromaquia pegue un vuelco. Que se pueda montar una feria con 5 ó 6 toreros con tirón. Que estimulen a los públicos”.

Por Fran Pérez