Según palabras del artista, «La tauromaquia no es una religión pero sí la
metáfora donde ordenar, entrar y salir siempre que sea necesario e
interpretar con el sacrificio del toro, La Vida. Es imprescindible salirse de la
realidad para entrar en el Universo de las Ideas”.
Cuando menos, la Tauromaquia contribuye en su obra a construir una
visión del mundo donde cada elemento constituye un todo cerrado, como
un universo circular.
También la huella de los colores primarios de la corrida de toros, rojo,
amarillo, blanco y negro, configuran un marco o un universo simbólico del
rito de la sangre y la transformación en la obra de Pallarés.
«El ritual como
catarsis, la sangre del toro purifica”, nos dice el artista.
El próximo mes de marzo Jordi Pallarés inaugurará exposición en Stuttgart,
en Dagmar Schill Gallery.