Otra de las notas positivas que ha traído este 2022 ha sido la vuelta de José Tomás a los ruedos. El torero de Galapagar se ha anunciado en las plazas de toros de Jaén, el pasado mes de junio, y Alicante en agosto. En ambos cosos lo hizo en solitario y ante cuatro astados. Un suceso que llenó hasta la bandera ambas plazas y que provocó un aluvión de aficionados en las dos ciudades de nuestra piel de toro.
Siempre se ha dicho que las máximas figuras del toreo son las que tienen preferencia en elegir fecha, ganadería y dinero, así como la elección de determinados toreros en los carteles, algo que han desmentido muchos de ellos pese a ser vozpópuli. No siempre para decir quien no debe ir con ellos, sino para dar cabida en éstos a esos espadas que andaban en buen momento. Siempre se ha dicho que Antonio Ordoñez pedía medirse en Madrid y Sevilla con el torero del momento ente la ganadería más exigente, más que nada para dejar las cosas claras de quien mandaba y quien era simplemente un aspirante.
Hoy en día el único torero que con su sola presencia es capaz de crear esa expectación desbordante es el diestro madrileño, el cual sabe cuál es su estatus en la Fiesta, algo que conocen sobradamente los distintos empresarios. Las exigencias de José Tomás siempre han sido conocidas por todos, pero no depende únicamente de satisfacerlas, ya que el propio torero tiene la última palabra sobre su contratación.
José Tomás, solamente en plazas de primera y segunda
Hace tiempo que decidió que no se acartelaría en plazas de tercera y cuarta categoría, algo que no contó con el apoyo de una gran parte de las figuras, las cuales no vieron razonable dar ese paso. Otro de los puntos que separan a José Tomás del resto de los toreros es la forma de comercializar su producto, es decir, de vender el espectáculo. Desde hace años no concede entrevistas ni se deja televisar, ciñéndose a los 3 minutos que le obliga la ley para difundir las imágenes de un festejo en el que la prensa únicamente tiene acceso por el resumen facilitado por la empresa, previa revisión de su equipo de prensa.
José Tomás también tiene definido el caché de cada tarde, unos emolumentos que muchas veces son difícilmente abordables por una empresa, más si cabe cuando el festejo no va acompañado de un abono que lo sustente, de ahí la idea de lidiar cuatro toros, algo que baja el coste del espectáculo y lo hace más accesible. Un tipo de festejo que se ha asentado tras la pandemia, no siendo este visto con buenos ojos por el aficionado,
¿Por qué no se enfrenta a otros compañeros en la plaza?
Una vez hablado de todo esto nos hacemos una pregunta, ¿por qué José Tomás no se enfrenta a otros compañeros en la plaza? Simplemente porque no entra en su cabeza actualmente. El madrileño únicamente compite consigo mismo, tiene un espectáculo que se amolda a sus exigencias y cree que no necesita a otro torero para crear la expectación que levanta por si mismo. Tras tres décadas años de alternativa, 32 concretamente, parece que ha tomado un rumbo alejado de un circuito que ve desde la lejanía.
El aficionado quiere ver al madrileño rivalizar con los nuevos valores, medirse la cara con figuras del toreo, poder anunciarse con esos toreros que están hoy en día en el candelero. Pero José Tomás es un torero tan grandioso como oscuro y únicamente sus hombres de confianza saben aquello que le ronda por la cabeza, y de momento eso no pasa por medirse con aquellos que demanda la afición.
De momento su idea es clara, plazas de segunda y sin compañeros a derecha e izquierda, algo que empezó a atisbarse antes de la pandemia cuando poco a poco se fue apartando de las ternas para pasar a los manos a mano, primero con un matador y luego con un rejoneador, algo que ha derivado en festejos de cuatro toros y un único espada.
No sabemos si Alicante fue su último paseíllo, los corrillos hablan que está preparándose en el campo, algo que nunca ha dejado de hacer toreando 15 o dos corridas el año. Preparado está para dar la campanada cuando crea oportuno. El aficionado acudirá a verlo, porque cada vez que se anuncia puede ser la última, pero la esperanza de verlo en plazas de superior exigencia y en carteles de mayor compromiso parecen que ya es cosa del pasado.