LA CRÓNICA DE PLATA

Juan Carlos Sánchez y Raúl Martí, el hieratismo a caballo y la elegancia a pie


jueves 23 julio, 2015

Destacó el tercio de varas del primero y la lidia y banderillas del segundo, sin despreciar una torera actuación de Puchi y una entrega capotera de José Manuel Montoliú en el sexto

Destacó el tercio de varas del primero y la lidia y banderillas del segundo, sin despreciar una torera actuación de Puchi y una entrega capotera de José Manuel Montoliú en el sexto

La
primera de la Feria de Julio de Valencia traía un cartel de seis novilleros,
algunos punteros y otros de la tierra, que trajo consigo varios momentos de
emoción por parte de los de plata que acompañaron a los jóvenes. Destacaron dos
grandes varas de Juan Carlos Sánchez a un novillo que le apretó en el jaco y
que supo medir de forma perfecta su arrancada y acometida contra el peto. También
la lidia de Raúl Martí al quinto, al que le cortó oreja Cristian Climent, al
igual que su par al sexto ante la atenta lidia de José Manuel Montoliú. Puchi,
torero toda su tarde, anduvo lógico con la seda.

Dos
buenas varas dejó Francisco Ponz al noblón abreplaza, un novillo que se durmió
largo rato en el peto antes de que en el segundo encuentro con el jaco se la
dejara bien puesta. Josele se encargó de la lidia para que Hazem Al Masri
tuviera que rectificar unos pares que clavó a la segunda. Al segundo, en el que
Posada dejó su concepto sellado sobre la arena valenciana, lo picó Juan Antonio
Orihuela señalándolo tan sólo por la evidente falta de fuerza del animal. Lo
lidió Jesús Márquez.

El
puyazo de la tarde llegó en el tercero, uno de El Ventorrillo con el que Juan
Carlos Sánchez, a la postre, salió entre ovaciones de sus dos varas. Le tiró bien
el palo en el primer encuentro y supo hacerle dulce un puyazo nada fácil en la
segunda vara, en toda la yema. Esta última vara tuvo un punto extra de
dificultad por el empuje del astado hacia los medios y el hieratismo de Sánchez
ante tal comportamiento animal. Vio pronto la calle de Xátiva la disposición
del caballero, que agradeció las palmas que le ofrecía en ese momento toda la
plaza. Mucho protagonismo tuvo también la lidia de un Puchi que es mano, medida
y altura justa antes de un buen par de Marcos Ortiz.

No fue
lucida la actuación de Jorge Expósito ante un novillo que, sobre todo, tenía
prontitud. Se equivocó Jaime Ruiz Soro en una primera vara que fue hasta la
paletilla, rectificando en la segunda, en todo lo alto. Dejó una lidia efectiva
Javier Rodríguez ante el gran par de la tarde: se predispuso de forma cuasi
perfecta Raúl Martí para, con los dos palos en una misma mano, echárselos
pronto y antes de la arrancada a las dos y clavar en toda la cara, irse
torerísimamente del embroque y enzarzar en palmas a su Valencia para que viera
la grandiosidad del toreo plateado.

Cristian
Climent copó la atención del quinto de la tarde. El valenciano se fue a la
puerta de toriles y levantó con su capote la plaza de Valencia. Al igual
ocurrió en el tercio de banderillas, donde hubo un segundo protagonista
ataviado, en este caso, de manzana y azabache: Raúl Martí. El levantino anduvo
listo para mimar con especial dulzura ese punto manso que el novillo tenía de
salida y, con Climent palitroques en mano, Martí hiciera de enfermero para que
el animal no mostrara ese defecto en la muleta de Cristian. Ello, unido a la
atención y lidia baja ante los pares del joven, pusieron sobre la mesa
nuevamente la importancia de saber lidiar para que los gérmenes novilleriles
del toreo tengan el camino más fácil a la hora de ser los mejores.

Fue el
tostado sexto un novillo que no permitió al castellonense Varea sino recoger
una sonora ovación al final de su actuación. Antes, la lidia estuvo marcada por
las pautas siempre toreras y efectivas de José Manuel Montoliú, de marino y
plata, encontrándole la distancia a un animal que no salía sino suelto después
de cada suerte. Montoliú supo enjaretarlo en sus vuelos para, tras el doble
trompicón contra el jaco, saberse dominador de un novillo que Varea terminó de
superar en el inicio sometedor por bajo en el prólogo muleteril. Diego Valladar
pareó al de El Ventorrillo gustándose en la cara y saliendo de forma torera de
los embroques.

 FOTOGALERÍA: JAVIER COMOS