El matador de toros Juan Ortega ha presentado en un acto celebrado este 3 de octubre en Madrid su importante temporada mexicana, en la que toreará en las ciudades de Monterrey, Aguascalientes, Juriquilla, Morelia, Guadalajara y la Plaza México durante los próximos meses.
El acto se ha celebrado en el Auditorio de la firma de abogados Cremades y Calvo Sotelo con la presencia, entre otros, de Curro Vázquez, Juan del Val, Agustín Díaz Yanes, Federico Arnás, Carlos Abella, Antonio Bañuelos y, por supuesto, el apoderado del torero, José María Garzón. Éste ha sido presentado por Juan Diego Madueño.
Sus tardes más importantes esta temporada
Ortega ha comenzado desgranando que «la tarde de Valdemorillo fue muy importante por lo que había sufrido en el invierno por mis circunstancias personales, y te digo la verdad, hasta esa corrida no sabía cómo iba a reaccionar la gente, ni siquiera si iba a ser capaz de torear este año», comenzó exponiendo en la charla con Madueño. Y prosiguió afirmando que «en Almería se dieron una serie de circunstancias que confluyeron en la obra que me salió en el ruedo, porque venía yo rebelado y enfadado con el mundo y en la plaza pude sentir cómo fluía lo que yo quería expresar».
«Mi padre me contaba las temporadas americanas de Paco Camino como si las hubiera vivido»
Y, ahora sí, habló del país azteca: «En mi caso, México lo tengo idealizado, principalmente por mi padre, que nunca ha estado en México pero me contaba las temporadas americanas de Paco Camino como si las hubiera vivido. Pero ha habido dos cosas que me han chocado mucho. Una es la pasión con que viven la tauromaquia, como en mi tarde en León, que no estaba pasando nada y había mucho ruido, pero de golpe le pegué un trincherazo despacio y entonces cambió el signo de la tarde. Esa forma de pasar de cero a cien en un muletazo. La otra es que allí no existe el tiempo, porque aquí pasa todo rapidísimo, y allí no hay horarios, no hay relojes. Se dejan caer unas cosas con otras y eso me hace muy feliz cuando estoy allí», defendió Ortega.
Con respecto a la embestida del toro mexicano y la expectación que existe en México por verlo, el sevillano aseguró que, por su forma de ser, “allí estoy muy a gusto. Los ganaderos y taurinos son templados, no tienen hora de entrada ni salida, y eso lo transmiten también los toros. Yo sueño con ese lance que no termina, y tengo la sensación de que al toro mexicano le pasa igual, que no se quiere salir de ese lance eterno”.
«Voy con la idea y el deseo de cortar un rabo en el Embudo de Insurgentes»
Y seguía hablando del país: «Escuché al maestro Joselito, cuando era pequeño, decir que sus tres grandes hitos fueron salir por la Puerta Grande de Madrid por primera vez, abrir la Puerta del Príncipe y cortar un rabo en La México, y que tenía en casa los tres vestidos con las cabezas de los toros encima. Yo tengo ese mismo sueño, y por eso voy con la idea y el deseo de cortar un rabo en el Embudo de Insurgentes. Pero esas tardes importantes te dan miedo, y a mí me pasa lo mismo con México», finalizó.