Hablar de Morante de la Puebla es hacerlo de un torero irrepetible. Dentro de su tauromaquia, hay un hierro que ha sido casi una constante: Juan Pedro Domecq. El sevillano siempre ha entendido a la perfección ese toro de clase, con entrega, ritmo y esa suavidad que permite componer el toreo con gusto y hondura. Un animal que encaja con su forma de sentirse, tanto con el capote como con la muleta. A pesar de las críticas que muchas veces han rodeado a esta ganadería, Morante ha mantenido una fidelidad casi romántica hacia ella.
No obstante, incluso en las historias de amor hay momentos de distancia. En 2023, curiosamente el año en que Juan Pedro Domecq vivió una de sus temporadas más redondas y reconocidas, Morante decidió tomar cierto respiro de este hierro. Fue una decisión inesperada, tal vez una búsqueda de aire fresco o nuevos desafíos. Mientras tanto, la ganadería brillaba con luz propia, recuperando crédito entre aficionados y profesionales, y demostrando que sigue siendo un pilar fundamental del encaste Domecq cuando se hacen las cosas con rigor.

El reencuentro no tardó en llegar. Morante volvió a apostar por esos toros que mejor entiende, por ese animal que le permite detener el tiempo y emocionar al tendido. No es una cuestión de comodidad —que no lo es—, sino de conexión profunda con una forma de embestir que lo alimenta interiormente. Volver a lidiar los toros de Lo Álvaro no fue un paso atrás, sino una reafirmación de que el toreo clásico, hecho con verdad, encuentra en ciertas ganaderías su mejor vehículo. Y Morante lo sabe mejor que nadie.
Pese a ello, en este 2025 hubo ciertos rumores de un distanciamiento entre torero y ganadero, un paso al lado al ver cómo la suerte le era esquiva en corridas donde el juego del ganado dejaba mucho que desear. De las 17 corridas de toros que lleva en lo que va de año, únicamente tres han llevado el hierro de la vacada hispalense: Almendralejo, Castellón y Madrid. Si miramos todos los carteles oficializados que tiene por delante (22), en ninguno de ellos aparece la vacada que hierra a sus animales con la V de Veragua, un cambio de estrategia que deja a un lado a una ganadería que siempre llevó de la mano.
Todavía quedan ferias y carteles por presentarse, festejos donde —está por ver— si Morante de la Puebla vuelve a apostar por la citada vacada, ganadería con la que consiguió su primera puerta grande de Las Ventas como matador de toros. «Es una suerte que un genio en estado de gracia como Morante apueste por toros que embisten de una forma especial. Morante es un torero que está en una temporada sublime, fue una faena a la altura de los genios», comentó Juan Pedro Domecq Morenés en los micrófonos de Telemadrid tras la lidia del cuarto de la tarde.
Respecto a la figura de José Antonio y ese rumor —constatado al ver el listado de ganaderías con las que se anuncia este 2025— que aleja al sevillano de los toros del citado ganadero, Domecq comentó lo siguiente tras la pregunta de David Jaramillo: «Nunca he tenido ninguna aspereza con los toreros (habla de Morante de la Puebla), me debo a ellos, son la base de la fiesta», explicaba en la citada intervención.
Por su parte, José Antonio Morante de la Puebla fue muy sincero a la hora de hablar y valorar la condición del toro que le posibilitó el sueño de la salida en hombros: «Todo se puso cuesta arriba, yo mismo ni lo veía. El toro era muy brusco, pero creo que la clave estuvo en dejarle la muleta un poco retrasada. Afortunadamente, pude sentirme en varios naturales que llegaron mucho a los tendidos».
