El Juli, Manzanares y Román trenzaban, este viernes, el paseíllo en la localidad segoviana de El Espinar dentro de la primera de su feria taurina. Se lidiaba un encierro de García Jiménez para el festejo.
Faena de mano baja y capacidad de Juli con el excelso primero
Y comenzó bien la tarde, con El Juli toreando a la verónica con las manos bajísimas al de Peña de Francia, que ya de salida mostró su excelsa calidad. Faena de mucho temple, de mucho pulso, de largura en el trazo. De menos a más la faena, con el madrileño toreando a placer. Pero el fallo a espadas dejó el premio en una oreja.
La autoridad de Manzanares se impone al basto segundo
Más basto de hechuras y comportamiento fue el segundo de García Jiménez, áspero pero codicioso y con intención. Ahí entró la autoridad de Manzanares para sujetarle la cara suelta por la falta de clase. Incluso hubo un pasaje de poder a poder en una tanda de ascua viva que Manzanares gobernó. Un espadazo recibiendo rubricó las dos orejas que paseó Manzanares.
Román pincha una faena de gran poso, pero pasea oreja
A Román le tocó tragar con un tercero manso y orientado que se venció desde el inicio por los dos pitones en el capote del valenciano. Y no estaba el toro para saltilleras, pero se las hizo Román, con el viaje cambiado incluso, dando muestra de su valor seco. Con la muleta el animal le pegó un susto tremendo al cruzarse de nuevo. Se salvó de milagro el rubio matador, que anduvo decidido siempre, con mucho valor en la colocación y con acierto en los trazos, dispuesto a triunfar entre los dos colosos. Oreja de mucho peso la que paseó Román tras pinchar una faena de valor y de mucho poso.
Faena de soberbia suficiencia de El Juli con el deslucido cuarto
El cuarto fue uno de esos toros sin definir que al final El Juli termina haciendo a su imagen para cuajarlos sin una fisura. Porque no tuvo clase ni empuje, es verdad, pero tampoco maldad, y el componente de nobleza hacía que obedeciese bien las imposiciones de un JKuli que terminó toreando hasta despacio, con una suficiencia tremenda. El espadazo fue fulminante, además, y las dos orejas fueron indiscutibles.
Un Manzanares estilista desoreja a un quinto de vuelta polémica
El quinto tuvo muchísima bondad, pero todo lo que tuvo en ese sentido le faltó en poder. La gran clase del toro permitió una faena de gran estética en las manos de un estilista como Manzanares, pero faltó la exigencia porque el animal simplemente obedecía. Y lo hizo hasta el espadazo recibiendo con el que lo pasaportó Manzanares antes de que le diesen una polémica vuelta al ruedo al animal, que no fue más que noble. Las dos orejas para Manzanares fueron incontestables.
Román muestra su madurez en la propuesta desorejando al sexto
El sexto resultó bastante blando y fue un obstáculo que supo saltar Román, que está creciendo en madurez, en claridad de ideas y en gobierno de cada cosa que le hacía al animal. Hubo imposición sin fisuras en una labor donde sobresalió el inicio de rodillas, donde volaron largos y muy profundos los muletazos, lejos de buscar el triunfo fácil para buscar la suma de contratos. Tuvo valor para quedarse y para pasarse cerca a un animal que sólo funcionó porque apostó el valenciano, que lo sentó de un espadazo fulminante y le paseó las dos orejas.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de El Espinar, Segovia. Primera de feria. Corrida de toros. Dos tercios del aforo permitido.
Toros de García Jiménez, justos. De excelsa calidad el buen primero; basto pero con transmisión el castaño segundo; orientado y con peligro el deslucido tercero; sin clase ni maldad el cuarto; de tremenda bondad y nobleza sin poder el obediente quinto; noble sin raza ni poder el sexto.
El Juli, oreja y dos orejas.
José María Manzanares, dos orejas y dos orejas.
Román, oreja y dos orejas.