Si hay un apoderado que lleva a gala los términos ‘independencia’ y ‘mentalización’ para ser figura ese es el salmantino Julián Guerra. El gran proyecto en el que desde octubre del pasado año llevaba trabajando era Borja Jiménez, torero que rompió el pasado 8 de octubre cortando tres orejas a la corrida de Victorino Martín en la Feria de San Isidro. Hace unos días, fue entrevistado no solo por ese hecho sino por su carrera en general por el periodista David Casas en el programa “Espacio Toro”, de RNE.
Tras una entrevista a Espartaco, Julián Guerra desgranó las claves de su trabajo con Borja Jiménez desde el pasado invierno: «Soy muy pasional. Me hubiera gustado tener capacidad para, con las puntas, ser capaz lo que hacen algunos toreros, de abandonarme y por momentos despreciar mi vida para no perderla», señalaba al inicio respecto a su época de matador de toros. Así fue la entrevista, en la que comenzó hablando del maestro Juan Antonio Ruiz “Espartaco”.
Julián Guerra: «Traté de mentalizar a Borja para que este tipo de corridas»
P- ¿Quién ha sido Espartaco para la tauromaquia?
R- Ha sido una figura de época, un torero con una cabeza privilegiada, con una capacidad para torera con ritmo y con sentido del temple. Y quizá las ansias de triunfo no nos ha dejado ver por momentos una vena artística que yo he tenido la suerte de conocer en el campo. A mí se me pone la carne de gallina hablar de él; uno que ha querido ser torero, se ha fijado en esa generación.
Recordando el superhombre que era, yo lo veía en televisión y me parecía así. Y, como anécdota, de muy pequeño me fui a verlo en una ocasión al hotel, y cuando lo vi era tan delgado, tan metido en su vestido… que no sabía cómo había podido matar esa corrida de toros. Y tuve la suerte de verlo entrar al patio de cuadrillas, y vi cómo ese hombre empezó a crecer y a crecer, de una manera increíble, que se convirtió en una especie de dios. Aquellos No Hay Billetes eran por él.
Era un triunfo a golpe cantado. Era una tarde difícil, que había que afrontar desde la responsabilidad y la exigencia.
Borja tiene la suerte de trabajar muy tranquilo. El invierno ha sido muy duro. El año pasado empezamos a tener contacto, a conocernos, a ver si nos aguantábamos el uno al otro. Y cuando se piensa que no se va a torear, los toreros evolucionan muy rápido, y cuando llega la presión de los días de corrida, es más difícil.
Respecto al domingo, hemos tenido la suerte de que Victorino nos ha abierto su casa para prepararnos, y teníamos la ilusión de que podía pasarnos algo bonito. A base de mentalizarse y de desnudar el alma delante de los animales, y no pensar tanto en el triunfo
Traté de mentalizarlo para que este tipo de corridas, siendo su debut con Victorino. La apuesta fue muy clara. La empresa barajó colocarlo en algún otro cartel de la Feria de Otoño, algo que le agradezco también por incluirlo en verano en la corrida de Margé. Y ha salido bien la apuesta.
¿Por qué se va a la puerta de chiqueros con las orejas ya cortadas?
Yo le digo muchas cosas, le puedo decir que se ponga en un sitio donde embisten más los toros o le puedo dar un consejo técnico para que no le pase nada. Mi pasión por el toreo me desborda. Pero a la puerta de chiqueros no me atrevo a mandarle. Lo que sí que le dije, es que en el segundo toro no se había acabado la tarde, que tenía que salir concentrado hasta el final. Él, agradecidísimo al público de Madrid, dejó ese detalle de entrega que después de hacerlo por su voluntad propia me sentí muy orgulloso desde que lo hiciera. Era decir que había llegado hasta aquí, aunque estuviese anunciado en Sevilla y Zaragoza, y agradecer a Madrid que había apostado por mí. Y me dijo que se sentía en la obligación de hacerlo, quería dar la cara.