La ganadería jiennense de Araúz de Robles, aunque corta, es una de las que más predicamento han tenido entre el aficionado en las últimas décadas por la imponencia de los toros criados en Sierra Morena y por la casta que ha profesado su comportamiento. Hace unos días, los fotógrafos Anabel Mendoza y J.J. Diago estuvieron presentes en esta finca para inmortalizar a los astados que serán lidiados esta temporada y que comenzarán por la corrida del 9 de mayo en Cifuentes (Guadalajara).
José Ángel Gil, mayoral de la ganadería, explica que la pasada temporada se mataron unos 15 toros a puerta cerrada debido a la falta de festejos “y ya le cogimos el aire a lo que iba a ser la camada, por lo que de ahí dejamos unos 13 cinqueños para este año”, diez de ellos preparados para poder ser lidiados a lo largo de la temporada en Madrid.
Después de las citadas corridas de Cifuentes y el posible festejo en Las Ventas, “sale una corrida muy abierta de caras que teníamos interés en lidiarla en algún pueblo del Valle del Tiétar o en Francia, pero aún no se ha vendido”, explica Gil.
Además, “a nosotros nos gusta dejar un tipo de toro para las calles, una afición a la que le tenemos mucho respeto porque siempre ha estado ahí y, cuando han entrado momentos más bajos en la ganadería, nunca nos han dejado, por lo que este año hay listos unos doce toros para las calles”, además de uno que se lidiará en mayo en un festejo de recortes en Añover de Tajo.
Araúz de Robles comenzó su historia con sangre de orígenes Saltillo y Gamero Cívico, pero ahora “hemos refrescado con Román Sorando vía Salvador Domecq, algo que nos está funcionando muy bien, ya que este tipo de cruce nos está dando ese toque de calidad y casta que necesitamos”, concluye Gil.
FOTOGALERÍA: ANABEL MENDOZA Y JOSÉ JOAQUÍN DIAGO