EDITORIAL

La prueba de la fechoría


jueves 30 noviembre, 2017

Tras este análisis que presentamos a continuación volvemos a formular la pregunta: ¿quién sale ganando? ¿El radicalismo de la izquierda o el toreo? Juzguen ustedes mismos.

Tras este análisis que presentamos a continuación volvemos a formular la pregunta: ¿quién sale ganando? ¿El radicalismo de la izquierda o el toreo? Juzguen ustedes mismos.

La prueba de la fechoría de la señora Carmena y su izquierda radical se halla en el siguiente tuit: “Apostamos por un nuevo destino de las instalaciones de la escuela de tauromaquia Marcial Lalanda en Batán, donde no se fomente la tortura animal”. Por partes:

En primer lugar, hablan de tortura en el toreo cuando ésta es cultura a través de la lidia. Pero como al lector de este editorial no le es necesaria la conversión, mírese el simple ejemplo de la matanza del cordero: es tortura y, además, cultura. Todo gira en torno a una muerte. La fiesta se perpetúa para recordar cómo Abraham estuvo dispuesto a sacrificar y matar a su hijo Isaac por amor a Dios —que puso con ello a prueba su fe—. Justo cuando Abraham estaba a punto de hacer el sacrificio de su hijo, el ángel Gabriel le dijo que matara un cordero en su lugar… y ahí yace esa tradición cultural a la que la izquierda radical toca ni con tuits ni con palabras (grabadas). Por algo será, señora Carmena.

Segundo punto. Confirman la teoría de CULTORO –único medio taurino que, por el momento, se ha posicionado de esta forma- de que ese contrato de 32.000 euros con la Asociación Tauromaquias Integradas, que preside José Miguel Arroyo Joselito, para ‘garantizar’ las clases de tauromaquia para los alumnos de la Escuela de El Batán, tiene una doble traición:

  • La primera traición, que no prohíbe el espectáculo en sí pero va minando su esencia y convirtiendo en bombero torero una lidia que mira más allá de la muerte a través de ésta, algo que no tiene cabida en una sociedad de espaldas a la suerte suprema del último trance… en lo humano y en lo animal, no lo olvidemos.
  • La segunda traición, que reduce la subvención a la mitad respecto a 2015 -antes era de 60.000 euros- y, sorpresivamente, esa subvención se realiza sin devolver el Premio Nacional de Tauromaquia entregado a la Escuela Taurina de Madrid hace dos años y dotado con 30.000 euros (cantidad muy parecida a la que ahora se firma con Joselito).

Esta doble traición tiene como consecuencia el objetivo final de Carmena, y es que el trampantojo que la alcaldesa de Madrid pretendía lo ha desmontado su propio equipo de comunicación en un solo tuit que acabamos de desgranar. Veintidós palabras con un final, “tortura animal”, que no entienden –porque no la consideran cultura, defendida por la Constitución y por la ley 18/2013 de Protección y Defensa de la Tauromaquia como espectáculo cultural inmaterial- y que, además, desvela su intención.

Habrá quien se pregunte por qué Joselito y su padre, Enrique Martín Arranz, se presten a este juego sucio, pero a CULTORO le parece fácilemente explicable e incluso comprensible: quienes han vivido, amado, dirigido y protegido los valores y la historia de la escuela Marcial Lalanda desde que Enrique Tierno Galván -poco sospechoso de ser de derechas- la creó quieren ahora emplear sus fuerzas, su aliento y su inteligencia en intentar que la señora Carmena no consiga su objetivo. Ojalá tengan éxito y eludan la guadaña de Ganemos Madrid y sus intenciones más aviesas.

¿Cómo objetivo final? Cual si una lidia se tratase, Carmena pretende un voto fácil a año y medio de las elecciones. Como afirmábamos el pasado martes en nuestro editorial, sus votantes antis a los que loó cerrando El Batán al inicio de la legislatura les seguirán votando reabran o no el espacio, aunque eso sí, sin muerte; sus votantes taurinos que no conciban como envenenado este obsequio meterán el papelito de Ahora Madrid en la urna-… Y luego se preguntarán en qué momento cambió la intención de una alcaldesa que no tiene intención de trocar su objetivo, sólo transforma sibilinamente los medios para alcanzarlo.

Y tras este análisis volvemos a formular la pregunta: ¿quién sale ganando? ¿El radicalismo o el toreo? Juzguen.