La Hermandad del Baratillo es, junto a la de San Bernardo, la más torera de cuantas pisan las calles de Sevilla. Por ubicación y por compromiso «El Baratillo” hace cada Miércoles Santo el primero de los paseíllos maestrantes. Sin el Maestro Tejera,sin silencio expectante, sin tendidos de Feria y sin ternos dorados cruzando el anillo, pero con el ímpetu por trenzar el único y más importante de sus paseos hacia la Catedral hispalense.
Sumergiéndonos en la historia de esta señera Corporación del Miércoles Santo nos encontramos con que los rasgos taurómacos se encuentran bien cimentados en su pasado. A partir de su fundación en pleno siglo XVII la Cofradía ha mantenido su vínculo con la Fiesta, y no sólo porque su Capilla esté ubicada en pleno Arenal, sino porque «en las filas” de su patrimonio humano, que es el más valioso de un conjunto cofrade, numerosos han sido y son los profesionales de oro y plata que han trenzado el paseo penitencial.
Desde Pepe-Hillo, el cual donó varias imágenes para conformar el conjunto de titulares de la Hermandad, entre ellas una talla dieciochesca de San José atribuida a Montes de Oca; Manuel Benítez «El Cordobés”o Antonio Ordóñez, el cual compartía esta devoción con la Hermandad de la Esperanza de Triana, de la que ahora Francisco Rivera Ordóñez es miembro activo; «Chamaco” o más en líneas actuales Manuel Díaz «El Cordobés”, vinculado estrechamente a la vida de Hermandad de la misma, incluso toreando en beneficio de la acción caritativa de ésta o donando un terno particular para confeccionar una saya a la dolorosa; José Antonio «Morante de la Puebla” y especialmente Manuel Jesús «El Cid”, diestro comprometido profundamente con la vida cofrade de la Corporación a lo largo de todo el año.
Pero si de una devoción ligada a una historia familiar ha de hacerse mención esa es la mexicana de los Silveti. El rey David Silveti regaló un terno de torear a la Virgen de la Caridad para confeccionar una saya de salida el mismo día que torearía en La Maestranza, puesto que la promesa de debutar en Sevilla le había sido concedida. Sus antepasados también mostraron especial predilección por la Cofradía baratillera, caso del abuelo de la saga, El Tigre de Guanajuato. El último en formar parte de las filas de la Piedad y la Caridad es Diego Silveti.
Otra de las particularidades más curiosas de la Corporación se trata del llamador del Paso de palio de María Santísima de la Caridad, un diseño rompedor y, sobre todo, muy taurino. En el mismo puede observarse a dos ángeles sosteniendo el propio martillo, compuesto por un capote de paseo, y uno de los ángeles porta en su cabeza una montera. En el centro está situado el escudo corporativo de la Cofradía del Miércoles Santo.
Además, cada vez que el ocaso se apodera de la temporada, la Hermandad organiza una Eucaristía a modo de acción de gracias por la pasada campaña. También se encuentra, de este modo, hermanada con la Real Maestranza de Caballería, por lo que a ésta le pertenecen dos varas en la Estación de penitencia.
Asimismo, cada Miércoles Santo las filas de nazarenos que compondrán el cortejo procesional se forman en el mismo albero de la Real Maestranza, por lo que los nazarenos son los primeros en pisar, cuatro días antes de Resurrección, la arena maestrante de los valientes. Todo huele a torería en la Hermandad del Baratillo.
FOTO: MANUEL GÓMEZ