NATALIA GIL / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO
El
apellido Hernández no podía acabar, profesionalmente, cuando Leonardo se retiró
de los ruedos. Su hijo, con el mismo nombre, se presentó para seguir su legado:
«mi padre fue un gran rejoneador, una persona con una dedicación y
afición tremenda. Su amor por el toro y por el caballo le hacen conocer
muchísimos detalles de esta profesión. He heredado su carácter y su forma de
ser”.
Aquel
niño se crio entre monturas, cabezadas, bocados…: «tengo fotos montando a
caballo con chupete. Quizás cuando era tan pequeño no tenía demasiado afición
porque también me llamaban la atención otras cosas pero con 14 años empezó a
interesarme mucho más hasta que decidí torear”. Para la familia fue duro
aceptarlo: «a mi padre
no le hacía ninguna gracia. Creo que lo que hubiese deseado es que me hubiera
gustado como afición porque él conocía lo complicada que es esta profesión.
Cuando se dio cuenta que era yo lo que realmente quería se volcó de lleno y
siempre me ha apoyado en todo”.
Siente
verdadero orgullo de anunciarse en los carteles con este apellido y reconoce
que fue fundamental en el inicio de su carrera: «no cabe duda que llevar
este apellido tan importante en el rejoneo me ha aportado cosas positivas.
Siempre me he sentido orgulloso de ser su hijo y de verle seguir mi carrera
como si fuera la suya, con pasión e ilusión. Ello no quita que en los inicios,
cuando apenas era un niño, no tenía la suficiente experiencia para afrontarlo”.
Desgraciadamente
su padre no se equivocó advirtiéndole la dureza del rejoneo y tuvo que ver a su
hijo sufrir un terrible accidente: «cuando
el médico me dijo que había perdido la visión del ojo derecho y que para el
izquierdo necesitaría gafas, sentí que mi vida había cambiado por completo. Por
suerte cuando recibí las buenas noticias estaba deseando volver a subirme a mis
caballos”. Leonardo no
sacó fuerzas para recuperar su vida, sino que fueron sus propios caballos los
que le dieron fuerzas. Recobró la ilusión y no dudó en seguir en el toreo.
Los
toreros están hecho de otra pasta y así lo demostró Hernández. Apostó por su
sueño encima de sus caballos y con su estilo único: «me visto sin zahones
porque creo que es más estético y más correcto vestir así de corto, los zahones
con media vuelta, nunca con caireles. A mis caballos los trenzo con los lazos a
la portuguesa porque considero que embellece mucho más sus caras”.
Bellos
son esos quince caballos que componen su cuadra: «entre ellos están los más
veteranos como son Xarope, Amatista, Sol, Olé… Despacio es uno de los que está
evolucionando muchísimo. También contaré con algunos nuevos como Eclipse,
Estoque y Calimocho”. El
extremeño asegura que tiene una cuadra redonda y muy cuajada, sintiéndose muy
identificado con ella. Es la raza lusitana la que toma protagonismo entre
ellos: «suelo buscar caballos en ganaderías como la de Silveiras, Manuel
Jorge Oliveira, Máximo Cordero y Veiga”.
Estos
compañeros de lidia han de tener unos requisitos básicos para que el rejoneador
decida llevárselos a casa: «el
físico es fundamental, necesito caballos con fuerza. Con buena cabeza, buen
comportamientos y que tengan expresiones como torero”.Prefiere que no
les hayan echado el carretón y él hacer la doma que precisen: «yo lo
llamaría doma base porque se usa tanto para la disciplina de la doma clásica,
la vaquera como para el rejoneo. Siempre se puede coger algo de los equitadores
de clásica y vaquera. No me gusta solo centrarme en la clásica porque creo que
todas son buenas para el toreo. Tengo algunos caballos que podrían realizar un
Gran Premio de doma clásica y otro un concurso de vaquera”.
Hernández
tiene ‘a los caballos en la mano’ y cosecha verdaderos triunfos como el pasado
en Jerez: «fue una
tarde muy bonita, al llegar a la plaza me sentí muy fuerte. Me acoplé muy bien
al toro que me salió y creo que le hice una faena importante muy a más. El
público se metió en mi faena y me hizo sentirme muy a gusto y sentir el calor
de la afición jerezana”.
Sueña
con seguir triunfando en las ferias más importantes. Su próxima cita es en Las
Ventas junto a Sergio Galán y a Diego Ventura: «son muchas sensaciones e
incertidumbres que se pasan por la cabeza cuando sabes que vas a torear en
Madrid. Ya está todo preparado solo quiero que salga el toro y pueda entregarme
en esa plaza tan maravillosa”.El cartel es verdaderamente atractivo ya
que el año pasado salieron a hombros los tres rejoneadores: «son compañeros que están a
un nivel fantástico, espero disfrutar la tarde con ellos y desearlos mucha
suerte”.
Leonardo,
como los grandes del toreo, repite tarde en el ruedo venteño: «es una responsabilidad muy
grande estar dos tardes en Madrid y un gran compromiso. Son dos carteles muy
diferentes pero me siento orgulloso de los dos”. Y también como los grandes, ya
tiene otras ferias firmadas: «también
iremos a Granada, Zamora y Plasencia”.
«Va a haber mucha entrega de Leonardo esta temporada. Sueño con
mandar en el toreo, con ponerme casi el número uno. Por ello trabajo, lucho y
vivo. Para que el día de mañana la afición se acuerde de mi toreo y de mis
faenas”. Concluye
a CULTORO.