Corría el mes de diciembre de 2023 cuando saltaba la noticia sobre la salida de Antonio Jiménez «Lili» de la cuadrilla del sevillano José Antonio Morante de la Puebla. Tras varios lustros junto al espada cigarrero, este tomaba un nuevo camino de cara a un 2024 donde debía buscar un nuevo jefe de filas que confiara ciegamente en él. Sería allá por el mes de marzo cuando se oficializaría la vinculación del alcalareño (Alcalá de Guadaíra) con Ruiz Muñoz, matador de toros gaditano que afrontaba una ilusionante campaña tras su paso por plazas como Sevilla y Madrid.
Sobre esta nueva vinculación e ilusionante etapa habló Lili en un breve comunicado en el citado mes de marzo: «Es una magnífica oportunidad para mi. Se trata de un matador nuevo, que ha sorprendido en cada una de sus actuaciones y despierta el interés de muchísimos aficionados», se podía leer en el comunicado enviado a esta redacción por parte del equipo de prensa del torero. Respecto a las cualidades de este joven matador de toros, el alcalareño fue confesó que el sobrino lo siguiente: «José es un torero diferente, por su compás y pureza».
Una vinculación que iba más allá de ser un mero peón del gaditano, Lili formaba parte de su núcleo duro ayudando al gaditano tanto en el toreo de salón como en sus visitas al campo. Las vivencias vividas con Morante de la Puebla le sirvieron para aconsejar a un espada que sigue poco a poco evolucionando y subiendo escalones en su profesión. Pero Antonio no se podía quedar parado viendo como la temporada pasada de ahí que tomara la decisión de torear con otros compañeros siempre y cuando no coincidiera con un festejo donde se anunciaba su jefe de filas.
Sin ir más lejos el pasado sábado se le pudo ver a las órdenes del utrerano Curró Durán en el compromiso que este tenía en el coso hispalense de Morón de la Frontera. Una corrida de toros marcada a fuego con el hierro ursaonense de Julio de la Puerta donde también estaban acartelados David Fandila ‘El Fandi’ y Manuel Escribano. Ya en el patio de cuadrillas se le pudo muy pendiente del joven espada, aconsejando a este y mentalizándolo para una tarde clave.
También se le vio especialmente activo durante la lidia de los toros que le cupieron en suerte. Un primero de encastada embestida y un sexto medido de raza pero orientado a zurdas. El alcalareño manejó bien los palos y se le vio templado y muy bien colocado con el capote, algo que ayudó a ir limando los defectos del animal para que este llegara más ahormado a la muleta de un Curro Durán que saldaría su tarde con el corte de una oreja por toro.

