La historia de los toros bravos se escribe muchas veces con sangre, la sangre de una lucha fratricida entre los líderes de las camadas. Los ganaderos durante muchos años han buscado la forma de intentar reducir las bajas que todos los años se producían en las camadas. Toda persona que ha pisado una ganadería de bravo sabe que los cambios atmosféricos afectan mucho al toro bravo, los altera, los vuelve irascibles.
Esos cambios que también se dan cuando llega el verano y el toro está totalmente rematado, ahí es cuando más peleas hay en el campo. La aparición de animales que hace unos meses andaban un punto por detrás de sus hermanos hace que las fuerzas se igualen y se den peleas muy duras. Por eso, cuando llega el mes de junio, los hombres de campo se las ven y se las desean para intentar buscar métodos eficientes que ayuden a sofocar las peleas.
Y estas peleas vienen derivadas en muchas ocasiones por la incomodidad y molestia que les producen las moscas a estos animales, volviéndolos irascibles, algo que provoca que salte la chispa cuando menos lo esperas. Por todo ello hay ganaderías que idean distintas fórmulas para evitar a estos molestos vecinos. En casa de la familia Campos Peña duchaban a los animales en una especia de bañera junto a corrales, mientras que en otros como Dolores Aguirre tienen una forma distinta y diferente de hacerlo.
Aquí el veterinario Juan Miguel Mejías ideó una repelente que evita durante un tiempo la llegada de estos molestos visitantes. “Unos tres días en semanas pasan a los toros junto a los corrales para ser desparasitados. Esto se hace con una mezcla de zotal que echan mediante una manguera que, amén de refrescarlos, también consiguen liberarlos de cualquier tipo de insecto, ya sea mosca o garrapatas, que les moleste en esta época del año y evitar así esas posibles peleas con sus hermanos de camada».
En muchas ocasiones el continuo movimiento de los toros para quitarse estos molestos visitantes hacen que pierdan kilos y no se rematen, lo que conlleva que el toro se venga atrás de una forma alarmante. Algo parecido ocurre en la ganadería de Lagunajanda, aquí son los sementales los que son desparasitados con Zotal: «Es importante suavizar el aroma de hembra para no seducir al resto de los sementales. Si lo montan pueden llegar a lastimarlo. Gracias a este producto durante unos días no tendrá olor a vacas», comentaba Diego, mayoral de la casa.
Por eso, este medio acudió y consultó a varias fuentes veterinarias para saber su opinión sobre este tema: “Esto es una tónica habitual en las ganaderías de bravo, se le vierten en el lomo determinados productos para repeler a los insectos y para evitar que se monten unos a otros. Los machos se ‘montan’ porque están apartados de las hembras y tienen lo que en veterinaria se conoce como hiperexcitabilidad sexual, propia de la edad y por estar pletóricos y repletos de energía por la alimentación”.
“Los toros establecen jerarquías y los dominantes tienen derecho a montar, ya que siempre hay toros sumisos o abochornados. Pero esto también ocurre en los corrales, aquí los toros que montan son los que gastan más energía y llegan más desfondados a la lidia. Los sumisos se gastan menos”.
“Sin duda, es un problema para los ganaderos el que los toros se monten o intenten montar en los corrales de las plazas de toros, de ahí que les traten con diferentes sustancias en el embarque o incluso justo antes del desembarque para cambiar el olor (zotal, aceite de semilla de Neem u otros repelentes de insectos o mezclas de diferentes sustancias, sobre todo en el tercio posterior)” nos comentaba este veterinario, el cual nos indicó que no está prohibido verter gasoil sobre la piel del animal, pero de hacerse se echa muy poca cantidad.