JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO
¿Torero vulgar? ¡Já! Jesulín lo ha sido todo en el toreo. Todo. Desde matar cinco corridas en un año en La Maestranza hasta ser ídolo de masas más allá de este tinglao. Por eso, como este espectáculo va de genios, ha llegado Maximino para volver a meterlo en el redil del chispeante y hacerlo regresar en Cuenca.
Hizo todo lo que quería, la flor veinteañera de la vida le ayudó a ser libre y sus cojones a hacerse millonario. Lo que pocos saben es lo que tragó el Jesús Janeiro desconocido con Murteiras, con Guardiolas y con Victorinos cuando nadie quería matar esos hierros, y fue precisamente esa cueva la que hizo fuerte a un torero que confirmó su alternativa en Madrid, tras el doctorado de Nimes, prácticamente en las cloacas.
Porque de los 60 millones que le ofrecieron de novillero en esta plaza, tuvo que tragar con 50 por dos tardes ya de matador –la de la alternativa con un tigre como César Rincón tras el año 92- y la del día siguiente al lado de Fernando Cepeda. Torero que ha sabido perfectamente amoldarse a las exigencias de la vida, de la sociedad, y sobre todo a su profesión, a la que a punto estuvo de entregar su vida con un toro de Los Bayones en La Misericordia zaragozana en aquellos inicios.
Las canciones y los espectáculos televisivos hicieron grande su leyenda, pero tuvo cabeza y corazón Jesús para saber que el toro era el sentido de sus días, y supo dejar a un lado cualquier esperpento que le perjudicara en su carrera –y saber decir que no a las miles de proposiciones que el resto de mortales conocerá jamás- antes de que machacara sus días como matador.
Las 161 tardes del 93 marcaron la época y el billete que nunca jamás ha conocido la Fiesta, un sistema que parece querer tapar con las dos tardes de Aranjuez y Benidorm con sujetadores en el ruedo lo grande que ha sido el Jesulín que volverá en la Champions. Un sistema y ¡oigan!, una sociedad que cree que Ambiciones venía ya marcado como apelativo de la célebre finca… cuando fue el novillo que en Ronda empezó a hacer rico a Jesulín. Ahora que le quiten lo bailao… a Janeiro y a Maximino.