EMILIO TRIGO
Una tarde gris en el inicio de la Feria de Otoño, por el escaso y deslucido juego de la novillada de El Ventorrillo, contra la que se estrellaron los tres jóvenes espadas. La terna apuntó firmeza y seriedad con sus respectivos lotes. En cuanto a lo ocurrido en el ruedo se vieron muchos apuntes de personalidad en los tres matadores, aunque, sin que les acompañara el ganado.
Colombo, Valadez y Ochoa derrocharon ilusión, con una novillada de los llamadas hierros comerciales, y no dejaron escapar la oportunidad para reivindicarse en la primera plaza del mundo a pesar de no cortar trofeos. Los utreros no dieron argumentos para el triunfo, pero por el contario, los novilleros pusieron todo su empeño para que la tarde fuera de otra tonalidad más brillante. No cabe duda que la terna estuvo muy por encima de una novillada de escaso juego.