CAMPO BRAVO

La lucha brava de Sánchez Fabrés: una familia a contracorriente con un encaste que estuvo a punto de desaparecer


domingo 10 diciembre, 2023

La vacada salmantina de Sánchez Fabrés sigue siendo fiel a un tipo de toro proveniente de la rama Coquilla (Santa Coloma).

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El ganadero en la finca charra. © Pablo Ramos

Adentrarnos en el campo bravo salmantino es hacerlo en un lugar único, un paraje donde el toro bravo es el auténtico Rey de la dehesa, ese en el que este convive con multitud de especies que ayudan a preservar la biodiversidad del mismo. En Pedro Llen, cuartel general de la vacada de Sánchez Fabrés, llueve desde hace semanas, dejando un panorama marcado por el verde manto de los cercados de la casa. Aquí todo se hace despacio, porque con el toro las prisas nunca son bienvenidas.

La vacada es corta, pero variada, de modo que parece posible dar media verónica a la consanguinidad, por lo menos de momento. Una preocupación que tienen todos esos ganaderos con vacadas tan cerradas, costando un mundo refrescar dicho ganado con animales de otros hierros de similar providencia. Hierros como El Añadío buscaron en Ana Romero ese refrescamiento, algo que en un futuro se tiene que plantar una vacada con un sello muy marcado.

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Astado de Sánchez Fabrés. © Pablo Ramos

El agua empapa la tierra y resbala sobre los muros de la casa solariega, tierras del campo bravo salmantino donde se encierran fincas que cedieron el nombre a sus propietarios, de tal suerte que ganó en popularidad a sus apellidos, incorporando una nueva denominación a la ganadería de lidia en función de su ubicación geográfica. Estos son toros de pieles grises, carofoscos y chatos, cornicortos y bajos, de mirada brillante y expresiva, los cuales andan por estos pagos desde mediados de la década de los 30.

Todo comienzó en 1934 cuando Justo Sánchez Tabernero, hijo del Marqués de Llén adquiere el lote principal de los cuatro en los que se dividió la ganadería santacolomeña de Paco Coquilla, un célebre ganadero salmantino que tras arruinarse tuvo que poner a la venta ese proyecto ganadero que había iniciado en 1915 tras adquirir una punta de vacas y el semental ‘Jabato’ provenientes de El Conde de Santa Coloma. Una adquisición por parte de Justo Sánchez Tabernero que no vino acompañada de hierro y divisa, haciendo de la cruz de Malta su seña de identidad y anunciado su ganadería a nombre de sus hijos.

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Una vaca de Sánchez Fabrés. © Pablo Ramos

Con el paso de los años parte de la familia ha continuado apostando por un encaste que estuvo a punto de desaparecer en 2013. En 2016, la ganadería de Sánchez Fabrés, creada en 1997 al amparo del artículo 5 bis b) de los Estatutos, con vacas y sementales de Hros de D. Alfonso Sánchez Fabrés pasó a formar parte de la Asociación de Ganaderos de Reses de Lidia, volviendo a poner en el mercado a una vacada que sueña con encontrar un hueco, primero en las ferias de novilladas, y luego en festejos de mayor entidad.

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Becerro de Sánchez Fabrés. © Pablo Ramos