Se colgó el cartel de no hay billetes para ver a Morante de la Puebla, El Juli y Pablo Aguado con los toros de La Quinta. Volvía el diestro cigarrero y la divisa cordobesa a San Isidro tras varias temporadas de ausencia. Julián López el Juli y Pablo Aguado lo hacían en un nuevo San Isidro tras sus golpes de atención en 2019
Morante dibuja dos naturales de oro con el primero
Poco poder y desplazamiento dejó ver el primero en los primeros tercios, un inicio a media altura de Morante de la Puebla con la muleta demostró que la fijeza y la prontitud podrían ser suficientes para edificar una faena. Ya con el toro en el tercio, el sevillano no quiso adelantar mucho la muleta y provocó las cortas embestidas con cites secos, firmes, pero no violentos, que tomó el toro con suavidad, sin humillar demasiado y revolviéndose pronto, lo que aprovechó Morante para dejar la muleta muerta y enganchar así un par de naturales marca de la casa. Tan rotundos como aislados. Mató de estocada y escuchó tibias palmas.
Soberbia faena de El Juli, repleta de naturalidad, con la mexicana embestida del segundo
La clase se le salía a borbotones al segundo, con el que no dudó El Juli para desmayar el trazo en un puñado de verónicas mecidas, a cada cual más lenta que le anterior, rematadas con dos medias que fueron esculpidas al ralentí. Cumplió el toro en el caballo y volvió Julián a dibujar la verónica y otra media de cartel. Pablo Aguado se sumó al quite, pero no terminó de acoplarse al ritmo del toro. Se dobló pronto el madrileño con el toro en el tercio por el pitón derecho, semigenuflexo, para obligar un poco al toro, pues le faltaba un puntito de humillación, para luego, con vertical figura, pasarlo con temple y aroma. El ritmo mexicano del toro permitió a El Juli volar las telas al natural con suavidad, sin forzar nunca la postura y vaciando la embestida detrás de la cadera. Gran dimensión de toro y torero ante la frialdad de un público que no terminó nunca de romperse con lo que sucedía en la arena. Sólo al final, con una rotunda serie de derechazos, roncos de hondos y profundos, rematados con un brutal cambio de mano y el desgarrado pase de pecho, lento, lentísimo, la plaza bramó. El espadazo firmó una obra magistral premiada con una oreja.
Silenciado Pablo Aguado en su primer toro de la isidrada
Una media verónica de cartel fue lo mejor del saludo capotero de Pablo Aguado al tercero, un toro de preciosa estampa que no se empleó demasiado en los primeros tercios, pero que permitió el lucimiento de Iván García en dos soberbios pares de banderillas. Fue como si se guardará lo justo para la faena de muleta, que comenzó el sevillano en los medios, jugando las alturas y aprovechando la inercia del toro para dibujar una buena serie de derechazos con templado ritmo. Sin embargo, después la falta de fuerza le hizo rebrincar, desluciendo un poco el conjunto, pues, además, salía un poco desentendido de cada muletazo, obligando a Aguado a rectificar la colocación constantemente, impidiendo que su labor tomara vuelo. Aún así, dejó algún detalle aislado del fino corte de su tauromaquia. Una estocada tendida casi entera bastó para tirar al toro.
Morante abrevia con el deslucido cuarto
Se revolvió pronto el cuarto, que no permitió que Morante estirarse a la verónica más que en un par de ocasiones, para luego buscar someterlo con el percal y romperle la embestida con una media abelmontada. Pasó un trago El Lili con los palos, pues el toro le esperó después de pelear de forma desigual en el caballo. Antes e de llevarse al toro a los medios, Morante lo probó cerca a tablas con la muleta, la misma que tomó el toro punteado y soltando un derrote arriba al final del viaje. Tuvo paciencia el de La Puebla, que procuró limpiar las embestidas con muletazos de uno en uno, pero el toro se paraba en las manos y no terminaba de pasar, optando Morante por abreviar, aunque no estuvo fino con la espada. Silencio.
El Juli, maestro del toreo, se rompe con el complicado quinto y pincha su mejor faena en Madrid
Una demostración de autoridad y capacidad fue la lidia del remiso quinto, un toro que se guardó todo el poder y que midió con guasa cada embestida desde su salida, pero la que Julián le tenía recetada una muleta poderosísima, que uno a uno fue obligando, como hipnotizando a un toro que se quiso colar, se venció y buscó la humanidad de Julián, pero que no contaba con brutal soberanía de El Juli sobre la arena, quien terminó adueñándose de la voluntad del toro en unos naturales extraordinarios, tan soberbios en su autoridad, como bellos en su templada lentitud, rotos, que hicieron crugir los cimientos de Las Ventas con todos los sentidos entregados a la evidencia. Hubo dos naturales eternos, enganchados tan lejos como pudo y conducidos hasta el final al relenti, deletreados en su grandeza. Faena magistral de El Juli, que sólo la espada dejó sin trofeo, pero que los tendidos supieron valorar unánimemente con una de esas vueltas al ruedo que tienen más peso que muchos de los trofeos que aquí se han paseado.
Diluida faena de Aguado para cerrar la tarde
La extraordinaria lidia de Iván García, sin dejar tocar nunca las telas por abajo, marcó el camino para la faena de Pablo Aguado con el sexto. Inédito con el capote, el sevillano tocó con firmeza para fijar al toro en la franela y pasarlo con temple a media altura para desengañarlo y que fuera ganando en longitud cada arrancada. Sin embargo, varios enganchones y la constante corrección de la colocación del torero fueron diluyendo su labor, la que cerró con varios pinchazos y una estocada entera. Silencio.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. Cuarta de la Feria de San Isidro. Corrida de toros. Lleno de ‘No hay billetes’
Toros de La Quinta. Fijo y pronto, pero de embestidas cortas y contado poder fue el primero; ritmo, temple y clase en las claras y excelentes embestidas del segundo; de contado poder y celo el soso tercero; de embestidas cortas y deslucidas fue el cuarto; remiso y complicado el quinto, que terminó entregado al poder de El Juli; andarín y de cortas embestidas el soso sexto.
Morante de la Puebla (Espuma de mar y azabache): Palmas y algunos pitos
Julián López ‘El Juli’ (Azul marino y oro): Oreja y vuelta al ruedo
Pablo Aguado (Azul Soraya y oro): Silencio y silencio
INCIDENCIAS: Saludó Iván García en el sexto de la tarde