El joven novillero cordobés Manuel Quintana vivió el pasado viernes una de esas tardes que no se olvidan. En su presentación como novillero sin caballos en su tierra, en el coso de Los Califas, logró salir a hombros tras una actuación que conquistó tanto al público como a los profesionales. Para el novillero, todavía con la emoción a flor de piel, la tarde fue “muy bonita, con unas sensaciones muy buenas, sobre todo por el ambiente. Estar en mi tierra y sentir ese apoyo me marcó profundamente”.
La lidia del primer novillo, sin embargo, no fue fácil. El joven debutante en Los Califas tuvo que sobreponerse a la inestabilidad del astado: “La verdad es que me sentí con cierta impotencia, porque el novillo se caía y llegué a dudar si era por mí o por él. Pero poco a poco se fue aguantando y pude mostrar lo que llevo dentro”. En medio de esa incertidumbre inicial, Quintana dejó uno de los momentos más lucidos de la tarde: “Me quedo con el recibo con el capote a ese primer novillo. Fue uno de esos instantes que uno sueña desde niño”.
El segundo de su lote le exigió más, pero también le permitió expresarse. “Fue un novillo más complicado, pero también se dejó hacer cosas”, reconoce. La madurez con la que afrontó la lidia no pasó desapercibida, y el público respondió con entrega. “Pude disfrutar la tarde, disfruté un montón. Pero si me tengo que quedar con algo, es con el cariño de la gente, que fue impresionante”, asegura emocionado.
Con la satisfacción del deber cumplido y el eco de los aplausos aún resonando, Quintana ya mira hacia delante. “Tengo fechas muy ilusionantes. Toco en Almedinilla dentro del ciclo de novilladas de Canal Sur, y más adelante estaré en Mont de Marsan, en Castellar… y Dios quiera que salgan más oportunidades”. Su nombre ya ha empezado a sonar con fuerza, y la afición cordobesa, entusiasmada, parece haber encontrado en él un nuevo joven al que seguir con pasión.
