Nimes es el el templo de los doctorados del toreo. Un escenario único, cargado de lujo, solemnidad y simbolismo, donde han tomado la alternativa algunos de los matadores más determinantes de las últimas cuatro décadas. Aquellos que llegaron a la alternativa con mayor entidad y proyección encontraron en el Coliseo francés, de la mano de Simón Casas, el contexto más deseado para rubricar una alternativa de alto rango.
Este viernes, será Marco Pérez, el joven torero salmantino de 16 años, quien inscriba su nombre en ese cuadro de honor. Lo hará de manos de Morante de la Puebla, tras haber dejado una impresión memorable en Las Ventas el pasado viernes en su despedida como novillero. A su lado estará otra figura del toreo actual: Alejandro Talavante.
La historia del Coliseo como templo de grandes alternativas comenzó a escribirse con fuerza el 26 de septiembre de 1987, cuando Rafael Camino y Miguel Báez ‘Litri’ tomaron la alternativa de manos de sus propios padres: Paco Camino y Miguel Báez Espuny ‘Litri’, en una ceremonia que ya forma parte del imaginario taurino.
Desde entonces, Nimes ha acogido doctorados que han quedado grabados en la memoria del aficionado: la alternativa de El Juli con Manzanares padre, la de Cristina Sánchez apadrinada por Curro Romero, o las de figuras actuales como Roca Rey, Daniel Luque, Jesulín de Ubrique, Manuel Caballero, o la singularísima de Antonio Borrero ‘Chamaco’, que causó sensación vestido con un terno diseñado por Christian Lacroix, en un gesto que marcó época en Francia.
Incluso el rejoneo ha tenido en Nimes uno de sus hitos con la alternativa de Lea Vicens, a quien doctoró nada menos que Rafael Peralta, que a sus 88 años reapareció para la ceremonia. Aquella tarde actuaron como testigos Paco Ojeda, en su etapa como rejoneador, y Diego Ventura.
Ahora, en 2025, será Marco Pérez quien recoja el testigo y se vista de luces en la arena del Coliseo para abrir un nuevo capítulo en la historia de las alternativas de postín. El marco, el cartel y el momento lo sitúan, ya desde antes de la ceremonia, en una órbita de responsabilidad y expectación que solo está reservada para quienes pueden marcar una época.
