JAVIER
FERNÁNDEZ-CABALLERO
El
novillero Marcos Pérez, después de una ilusionante carrear como novillero sin
caballos, ha decidido dar el doloroso paso de dejar la profesión. No se siente
seguro. Después de haberse probado este invierno en el campo ya con novillos y
toros, la jovencísima promesa ha tomado la decisión de colgar el traje de
luces. CULTORO se pone en contacto con él para que le explique los motivos que
le han llevado a ello.
«No es una
decisión fácil, es posiblemente una de las más complicadas que cualquier
novillero en activo y con una carrera por delante pudiera tomar. El
planteamiento era un poco más fácil a la hora de torear, pero en esto no se
puede tener ninguna duda, y cuando tienes una sola duda, la gente duda de ti
porque tú dudas en la cara del toro. Entonces es preferible dejarlo”, señala Marcos Pérez, que selló
una de las campañas novilleriles más brillantes de los últimos años en el
escalafón sin caballos.
Sobre
su etapa novilleril, en la que ha logrado hasta un indulto, Marcos Pérez afirma
que «ha
sido muy corta pero muy intensa, tan sólo un año en el que me he vestido de
luces 36 tardes. He vivido muchísimas cosas bonitas, lo he pasado bien con
muchos compañeros en tardes como Illescas, Murcia, Algeciras o Ciudad Real y he
salido a hombros en ellas. No me arrepentiré jamás de lo que he vivido”.
No
dejará de lado la tauromaquia. Es lo que ha mamado y es lo que de verdad siente
hasta lo más profundo de su interior. «Mi vida está encarada al toro, no está lejos
de él. Tanto por parte de mi padre como por parte de mi madre tengo
antecedentes taurinos. Mi vida seguirá la misma tónica que cuando toreaba pero
sin ponerme el traje de luces, seguiré ayudando y trabajando a mi padre en la
empresa y a mi abuelo en el campo”.
Sobre
los valores taurómacos que han quedado grabados en su vida diaria de la rutina
de un torero, Marcos afirma que «en ese sentido los toreos son personas muy
diferentes a cualquier persona de la calle. Son personas con un grado de mentalidad
y decisión propia muy superior al resto, y para eso hay que tener las cosas muy
claras. Son personas también muy sencillas, que es al fin y al cabo lo que te
hace llegar lejos”.
Por
último, y en cuanto a una gran hazaña obtenida durante su corta pero intensa
carrera sin caballos, Pérez recuerda el indulto en Ciudad Real, en la novillada
de promoción para la presentación de los carteles de la Feria del Prado.
Aquella fue «una de las tardes imborrables en mi vida. Fue un momento que nadie se
esperaba. El público empezó a pedir el indulto tras la faena y esa sensación
quedará marcada a fuego en mi vida”, rubrica el joven.