CAMPO BRAVO

La ‘brava’ historia de Cristina Huertas, una ganadera con alma cárdena y sus ‘santacolomas negros’


jueves 11 enero, 2024

La ganadería toledana de María Cristina Huertas, que pasta en las cercanías de Calzada de Oropesa, mantiene el origen ybarreño de Santa Coloma con la misma fe y esperanza con la que su padre se entregó en cuerpo y alma a este encaste.

Cristina Huertas
La ganadera María Cristina Huertas, y una de sus vacas. © M. C. H.

En los pagos toledanos de Calzada de Oropesa pasta una de las ganaderías más interesantes del encaste Santa Coloma: la de María Cristina Huertas. Y lo es porque en la sangre de las 80 vacas y el resto de machos que pacen en estas tierras que separan Castilla-La Mancha de Extremadura se encuentra el misterio de los ‘santacolomas’ negros, la parte ybarreña de este mítico encaste que aún mantiene con fe y corazón esta emblemática ganadera. El bolsillo es otro capítulo, por eso mantiene esta casa ganadera a base de las novilladas sin caballos, que equilibra algo más que si fuesen corridas de toros el balance económico de un hierro pequeño.

«Nosotros somos tercera generación de ganaderos. Mis abuelos ya tenían vacas que no eran de lidia puras, pero que embestían, de las autóctonas del campo de Oropesa«, comienza explicando en palabras a este medio la ganadera toledana. «Y ya llevaban a caballo a las vacas y toros a los pueblos para torear; se lidiaban incluso con carteles de aquella época«, señala sobre su historia Huertas.

El toreo del pueblo como base de una casa que empezó con el encaste Contreras y, luego, se decantó por Santa Coloma

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Otra vaca de la casa. © M. C. H. H.

Sus abuelos ya seleccionaban vacas que embestían, y su padre, en el año 41, compró una punta de vacas de Contreras que luego eliminó y, al fin, Santa Coloma, «que era el encaste que estaba de moda en los años 50», pone en valor Cristina.

«Mi padre se fue a Salamanca y compró primero una punta de vacas al Duque de Tovar, que es puro Santa Coloma ‘negro’ -la parte de Ybarra, ya que el Conde pasó a su hermano la parte asaltillada-; luego, compró dos sementales de María Dolores de Juana de Cervantes. A su vez, Dionisio Rodríguez le compró a María Dolores también, y mi padre después refrescaba con eso, siguiendo la línea de Santa Coloma negro«, explica la ganadera.

Entonces desde Talavera hasta Trujillo, no había ganaderías bravas, «y ahora hay quince o veinte», sigue explicando Huertas, «por lo que mi padre lidiaba mucho en la zona de Ávila, sobre todo de erales. Era un ganadero de a pie que nunca pretendió grandes Ferias, sino mantenerse y vivir del toreo del pueblo», recuerda Huertas.

«Mi padre tenía amigos que se habían arruinado por querer ir a Las Ventas, por eso él se decantó por los pueblos»

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Una de las hembras. © M. C. H.

Y sigue explicando: «Tenía amigos que se habían arruinado por querer ir a Las Ventas; entonces, nosotros vivíamos todos del campo y lo que era más negocio era sacarlos de erales y utreros. Luego lo llevó una época mi hermano y trajo sementales de Coquilla, de Sánchez Fabrés, de Sánchez Arjona y de Alipio Pérez-Tabernero, por lo que se perdió la caja y se ganó mucho en comportamiento, ya que lo de Coquilla era muy bravo, pero no tiene cara ninguna», defiende Huertas.

Y sigue explicando cómo es la morfología y comportamiento de su peculiar hierro: «Cuando yo me hice cargo de la ganadería en el año 95, recibí un comportamiento excelente, pero con poca cara y poca caja, por lo que me fui a Salamanca y refresqué, en lugar de con sementales, con veinte vacas de Manolo Delgado y Sánchez Arjona, que no tenían lo de Coquilla», señala.  Últimamente también se ha llevado un toro de Mateo y Rodrigo -hierro ciudadrealeño– que lo ha tenido dos cubriciones y ahora está viendo lo que me está dando.

80 vacas de María Cristina Huertas en la actualidad: «Quité algunas durante la pandemia»

Ahora la ganadería tiene alrededor de 80 vacas: «Quité algunas durante la pandemia, ya que me asusté y no sabía cuánto iba a durar esto. En el mes de abril de aquel año había quitado todo lo que tenía de saca, además de algunas vacas», lamenta Huertas, que esta temporada lidiará por el momento en citas como el Alfarero de Plata de Villaseca de la Sagra.

«Selecciono lo que a mí me gusta, no lo que los demás piden»

Y termina con una reflexión: «Mi padre nos enseñaba a disfrutar del toro en el campo, además del día de la lidia, y luego seleccionar y tener lo que a ti te gusta, no lo que los demás piden. Yo no entiendo que hay que dejar el toro fácil solamente, sino lo que a ti te gusta; hay veces que los toreros o banderilleros ponen pegas, pero yo sigo seleccionando lo que a mí me gusta, un toro que transmita y que dé emoción en la plaza», concluye Huertas.