El invierno se hizo presente hace algunas fechas en el campo bravo charro donde pastan los toros de Fraile de Valdefresno. Tras unos días de lluvia, el sol sale con fuerza para darle color a esas dehesas que son santo y seña de una de las tierras más ganaderas de la Península Ibérica. Hoy, el frío que por estas fechas suele reinar dejó paso a la calidez que da el sol en las horas centrales del día.
Queríamos hablar con María Fraile, hija de José Enrique, un ganadero que junto a su padre Nicolás y su hermano del mismo nombre, llevaron y colocaron a la ganadería de Valdefresno en todo lo alto. Al morir su padre, ambos hermanos llevaron conjuntamente la ganadería hasta el fallecimiento de la matriarca. A partir de ahí la vacada se divide en dos partes iguales, quedándose José Enrique con el hierro de Fraile Mazas y la finca Valdefresno. A partir de ahí se abre un nuevo camino en una ganadería que pasa a denominarse Fraile de Valdefresno.
María es una chica joven, gran aficionada y caballista, amante del toro bravo y de sus Atanasios y Lisardos. Queríamos hablar con el nuevo eslabón ganadero de dicha vacada, un hierro que rebosa ilusión y optimismo en este nuevo camino que les ha tocado emprender. Nada más descolgar el teléfono notamos en ella sus ganas por hablar de toros. Es su mayor pasión, y se le nota. Joven salmantina que lucha junto a su familia por seguir regando de bravura las plazas por donde pasa este hierro charro.
La importancia de cuidar orígenes como Atanasio-Lisardo a través de Fraile de Valdefresno: «El encaste está prácticamente desaparecido»
P- Perteneces a una familia ganadera que ha regado el campo bravo salmantino de ganaderías de prestigio. Vacadas con encastes bien diferentes que le dan variedad y riqueza al campo bravo. Tras la división de la ganadería familiar, habéis emprendido un nuevo viaje.
R- Claro, al final, el empezar de cero con mi padre, por así decirlo, creo que es una ilusión para todos porque pese a ser esto una tradición familiar y de llevar muchos años siendo ganaderos, creo que poder emprender un nuevo proyecto siempre es ilusionarte. Nosotros lo hemos enfocado de una forma muy familiar, con mi padre, mis hermanas, mi madre…, todos juntos en este proyecto. Ojalá la pandemia nos deje y podamos demostrar lo que llevamos trabajando desde hace un tiempo.
P- La juventud es un pilar donde se tiene que sustentar la tauromaquia. Aficionados, toreros, empresarios, ganaderos…., y ver que en tu casa esa juventud está presente tiene que ser una alegría doble para tu padre.
R- Eso lo cuenta a menudo mi padre, el hecho de tener unas hijas que al final comparten tu ilusión y quieren ayudarte a tirar con esto hacia adelante es uno de los motores para seguir trabajando, porque al final sin esa ilusión el trabajo pesaría mucho. El pilar de la fiesta es la juventud, y poderlo tener en casa y poderlo vivir es fundamental.
P- El toro de la casa es un animal muy particular, uno de esos encastes que podríamos catalogar en peligro de extinción. Entiendo que a parte de una ilusión debe ser una gran responsabilidad.
R- Claro, el encaste Atanasio-Lisardo está prácticamente desaparecido, quedamos muy poquitos con el encaste en pureza, entonces es una labor para nosotros mantener esa riqueza genética, que al final yo siempre lo digo, sin la riqueza genética la Fiesta no sería lo que es, porque todo se resume en una palabra: diversidad. Nosotros tenemos una responsabilidad grande, ya no solo con el nombre de la casa, sino con este encaste que viene de tan atrás y que ha sido tan importante para la historia del toreo. Sería una pena que despareciera, eso conllevaría que desaparecieran muchas cosas que sería complicado recuperar.
P- El toro bravo no sobrevive por el mero hecho de tener un nombre, debe evolucionar y adaptarse a los tiempos que vivimos hoy en día, de no ser así es muy probable que se quede atrás. Suponemos que en vuestra casa hay un objetivo claro de subiros al vagón de las ferias gracias al trabajo diario y un concepto de toro bien definido.
R- De eso que no te quepa ninguna duda. Esa evolución la estamos viendo en los tentaderos, en los toros que tuvimos que torear a puerta cerrada. Eso te hace reflexionar hacia donde va la ganadería. Es verdad que al final todos nos tuvimos que adaptar de una manera u otra al toreo más moderno, a distintos tipos de toros para distintas plazas, pero al final creemos que es fundamental mantenerte en tu sello, o sea, tu personalidad. El toro no puede ser igual al de otro encaste o casa ganadera. Desde mi punto de vista tampoco debe perderse el tercio de varas, algo que creo que es super importante. Nosotros estamos muy contentos con cómo están saliendo los tentaderos y los toros lidiados en las plazas, pero sabemos que aquí nunca 2+2 son 4, por eso hay que trabajar día a día para seguir evolucionando y poder subirnos a ese vagón del que hablas.
P- La rama Atanasio-Lisardo de Fraile de Valdefresno da un toro bien definido, supongo que tendréis claro que el tipo de toro no se toca.
R- Nosotros seguimos en la búsqueda del toro tipo de casa, ese que es fácilmente reconocible por todos los aficionados. Aquí hay que ser fiel a un encaste. Queremos mantener ese sello personal de toro, esos animales Lisardos bajitos, serios pero con las caras colocadas, un tipo de toro que es el que nos gusta. Pese a la separación de mi tío y mi padre, el tipo toro no va a cambiar, está muy definido, lo que si vamos a intentar es dotar a los toros de casa de nuestra propia personalidad.
«El toro bravo es una forma de vida»
P- Se dice que el ganadero trata de transmitir en los genes que selecciona su propio concepto de la vida. Entiendo que ese concepto de toro va marcado por un tipo definido de embestida.
R- Buscamos ese tipo de embestida que nos haga levantarnos del asiento, pero claro, también hay que ser consecuente con el encaste que tienes. La embestida soñada del encaste Lisardo no va a ser la embestida soñada de un ganadero de otro encaste, cada uno tiene sus particularidades. En casa buscamos un animal que repita, que humille, que la busque con clase, pero que todo ello no esté exento de motor. Un toro que se rebose de la muleta, noble pero no tonto. Con palabras es muy fácil decirlo, lo complicado es buscarlo y que esa cualidades se transmitan.
P- Una vida junto al toro en Fraile de Valdefresno da para mucho. Vivir rodeada de animales bravos supongo que te habrá enseñado multitud de cosas. ¿Puedes hablarnos de alguna?
R- Yo creo que el toro bravo es una forma de vida. Lo que te enseña el toro es algo que nunca olvidas. A mí me enseñó unos valores que difícilmente se ven hoy en día en la sociedad. Yo siempre lo digo, mi primer maestro fue mi abuelo. Aprendí mucho de su figura, de sus vivencias, de su forma de ver al toro. Porque al final el toro siempre está rodeado del ámbito familiar, yo creo que eso es fundamental. Eso es algo que realmente te queda marcado, porque le das mucha importancia a tu familia. ya no hablo de tu familia de sangre, sino de la que haces durante tu vida, esa que eliges. Gracias al toro conocí gente maravillosa que hoy puedo decir que son amigos de verdad.
P- Con tu juventud y vitalidad que nos transmites en cada una de tus respuestas nos surge una última pregunta. ¿Qué puede aportarle María Fraile a la ganadería familiar?
R- Yo tengo 18 años, me considero aún una aprendiz, porque al final el conocimiento que tiene mi padre con todo lo que ha vivido yo no lo tengo. Lo que sí podemos aportar los jóvenes es frescura, ilusión, ideas nuevas. En casa somos varias hermanas, cada una tiene su forma de ver la ganadería, pero todos podemos aportar cosas distintas que ayuden a mejorar la ganadería. Las redes sociales son muy importantes, hacen que el aficionado pueda sentirse partícipe de una ganadería. Contar el día a día, informar de cada festejo, contar anécdotas…, en fin, creo que son una llave que nos abre la puerta hacia un mundo en el que debemos estar.