JAVIER
FERNÁNDEZ-CABALLERO
Sigue siendo torero del pueblo. Y de Madrid.
Miguel Abellán hará mañana el paseíllo en la Goyesca venteña, una cita que lo llena
de orgullo y en la que, junto a Iván Vicente y Juan del Álamo, tiene la
responsabilidad de hacer sentir al público de la calle de Alcalá. Vuelve a
Madrid tras no haber puntuado en Sevilla y justo al regreso de la Feria de
Riobamba, en Ecuador, tras el terrible terremoto que asoló el lugar hace ahora
dos semanas. Sabe que Madrid lo espera, como ha hecho siempre, y con esa vitola
responde también a esta entrevista antes de vestirse de goyesco.
Sevilla no te pudo ver. Un lote desagradecido
impidió el lucimiento en la Feria de Abril. Ahora vuelves de Ecuador, ¿cómo
tienes el cuerpo y la mente?
Ya no
me pilla de sorpresa lo de Sevilla. En el toro uno pone toda la ilusión del
mundo, pero el animal es el que marca un poco el devenir de los acontecimientos.
Creo que me he preparado durante todo este invierno, pero hay que seguir
mirando hacia adelante. Este fin de semana he estado en Riobamba, Ecuador,
después de ese suceso trágico con el que la empresa se ha solidarizado, tomando
cartas en el asunto para destinar parte de lo recaudado a ayudar a las víctimas
de este terrible terremoto. Me encuentro bien, afortunadamente, en los dos
aspectos, el mental y el físico.
Supongo que habrá sido sobrecogedor estar
estos días por Ecuador después de lo que ha pasado, ¿cómo te ha tratado su
gente?
Ciudades
como Quito y Ambato siempre me han acogido mucho cariño, es un país que adoro y
donde me siento muy querido, por lo que poder contribuir con este granito de
arena también es importante.
Mañana mismo está aquí la Goyesca. Veinte
años después de la histórica encerrona de Joselito, debuta el maestro como
ganadero en la plaza que le dio la vida, ¿qué significa también para ti?
Es una
corrida emblemática la del 2 de mayo. Se conmemoran los veinte años de aquella
tarde histórica de Joselito. Ojalá y la corrida haga honor y podamos brindar
una gran tarde al aficionado de la capital.
Física y psicológicamente, ¿cómo te
encuentras?
La
verdad que la madurez se nota. El paso del tiempo se nota en el poso, en las
formas delante del toro. Lo único que espero y deseo es que el toro me pueda
regalar veinte embestidas y pueda disfrutar en Madrid. Luego ya el tiempo dirá,
pero creo que estoy preparado, ilusionado también, sólo quedar esperar y desear
que sea una corrida bonita y podamos dejar sellos para el recuerdo.
En cuanto a la línea estructural de la
temporada, y después de Madrid, ¿cómo te planteas el año? ¿Será en la línea de
las dos temporadas anteriores?
Ya el
año de mi reaparición en 2014 fue una temporada importante, la del año pasado
junto con Madrid y mi Puerta Grande de Pamplona fueron los picos más altos de
la temporada y este año acudiré a todas las Ferias en las que tenga cabida mi
nombre, lucharé por ocupar un puesto de privilegio en mi profesión. Quiero
seguir aprendiendo y disfrutando de ser torero y de dedicarme a lo que más me
gusta que es torear.
¿Cuál crees que debe ser la acción de
profesionales y aficionados ante la brutal yihad antitaurina que nos ataca?
La
mejor manera de combatirla es siendo claros, transparentes sobre lo que
significa el mundo del toro. Los aficionados tienen que acudir a la plaza, que
es la mejor muestra de salud y de que los toros siguen vivos. Los toreros
tenemos que seguir dedicando con la mejor ilusión del mundo para que la gente
no pierda el interés por ir a la plaza. La señal inequívoca de que los toros
siguen vivos es que las plazas se sigan llenando.
FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO