José Antonio ‘Morante de la Puebla’ es uno de esos toreros con múltiples historias curiosas que contar, un espada que a lo largo de su carrera puede contar cientos anécdotas de todo lo vivido a uno y otro lado del charco. Una de ellas tiene que ver con uno de los fondones donde se guardan las espadas simuladas y los distintos estoques. Ocurrió en 2012, cuando realizaba uno de sus viajes a América, concretamente a México. La compañía aérea Iberia extravió dicho fundón para disgusto del diestro sevillano.
El torero de La Puebla del Río había cruzado el charco para trenzar el paseíllo en la plaza de toros de Guadalajara y La Monumental plaza México, dos de las plazas más importantes del país azteca. Un torero que prácticamente todos los años hace las Américas para torear en distintas plazas del continente americano. En esta ocasión el viaje vino acompañado de una pérdida irreparable para un torero que cuida con mimo todo lo que tiene que ver con su profesión.
A la llegada a tierras americanas les fue entregado tanto al espada sevillano como a sus subalternos todo el equipaje que habían facturado, pero faltaba el fundón, el cual nunca acabó llegando a dicho país, dejando de tener en su poder una pieza de incalculable valor que llevaba con el sevillano más de 12 años. Tras hacer las pertinentes reclamaciones la compañía aérea -que sirvieron de poco o nada-, ésta les aseguró que este enser llegaría sin problemas al aeropuerto Internacional de Guadalajara, algo que nunca ocurrió
Pero para rizar el rizo, un tiempo más tarde, el Centro de Atención de Equipajes de Iberia señaló que el fundón se encontraba en Chile, ante la sorpresa y estupefacción del torero y sus allegados. De ahí en adelante poco o nada se supo del paradero verdadero de éste, un objeto de alto valor, no solo sentimental, sino sobre todo profesional, para un torero que llevaba dentro del mismo varias espadas, ayudas y descabellos para sus festejos en estas plazas mexicanas, los cuales nunca llegó a recuperar.
Una vez pasado el mal trago de saber que no recuperaría sus objetos de valor, el sevillano se centró en las actuaciones en ambas plazas de toros. Fueron dos tardes donde el cigarrero desplegó todo su toreo. El 11 de noviembre el sevillano realizó una gran faena a un toro de Teófilo Gómez premiada con una oreja en Guadalajara, mientras que una semana más tarde bordaría el toreo ante un astado de San Isidro al que le cortaría las dos orejas tras una faena de gran calado en La México. Fueron dos tardes importantes para un torero que salió con una sonrisa de oreja a oreja tras cosechar un gran triunfo, algo que palió en cierta manera el disgusto vivido con la pérdida de un enser tan especial para él.