Cuando uno se sienta a hablar de toros con ganaderos de bravo salen a colación un sin fin de historias relacionadas con reatas, hechuras, formas de embestir… esas que al aficionado de a pie no acaba de entender, por las complejidades de las mismas, pero que son gasolina para la ilusión de ese aficionado más avezado en la materia que busca seguir aprendiendo cada día de aquello que saben realmente de este animal.
Ser ganadero es algo más que tener un concepto de toro e intentarlo llevarlo a la práctica. La dificultad radica en saber combinar los distintos caracteres de los animales, el encontrar ese equilibrio que haga que la ganadería tenga una regularidad que permita ir hacia un camino. Muchos que soñaron con tener una ganadería acabaron siendo engullidos por la desesperanza al ver como aquello que tenían en la cabeza no eran capaces de plasmarlo en sus animales. La genética siempre ha sido muy caprichosa y no siempre los animales transmiten aquello que llevan dentro.
En las líneas anteriores hablábamos de genética -comportamiento-, pero esta también es muy caprichosa en el tema de los pelajes. Hay vacadas donde existe mayor homogeneidad, y otras donde la amalgama de pelajes y accidentes es digna de tener en cuenta. Una de ellas es La Palmosilla, divisa formada en 1996 con reses de Juan Pedro Domecq y Núñez del Cuvillo, una compra que le ha dado esa base genética para trabajar sobre un tipo de toro muy bien definido.
La familia de Javier Núñez ha estado íntimamente ligada a la crianza del toro bravo desde el siglo XVIII, sería en 1996 cuando emprenderían esta hermosa aventura con un ganado que les llenaba plenamente. Una vacada que cada año pinta de colores los cercados de las dos fincas que dan cobijo tanto a los machos como a las hembras. “La Palmosilla” es el hogar de las hembras con sus respectivos lotes de vacas, mientras que en “La China” se encuentran el resto de las cabezas de ganado, amén de algún lote de vacas.
Uno de los ganaderos más activos en redes sociales es Javier Núñez, que mantiene al tanto del día a día de su vacada a todo aquel que quiera pasarse por sus cuentas de X o Instagram. Hace unos meses publicaba una foto de una vaca castaña junto a su becerro recién nacido, una instantánea que acompañaba con el siguiente texto: “Curioso pelo el de este becerro de nombre “Disputado”, ¿tendrá algo que ver su tatarabuelo el 73 “Cochambros”o del año 69, con el hierro de Torrestrella? Curiosidades de la genética”.
Únicamente el tiempo dirá cuál es el futuro de un becerro que ya nada más nacer llamó poderosamente la atención de los aficionados, ese que con más de siete meses sigue correteando por los cercados de una finca donde el pasto es abundante gracias a las lluvias caídas esta primavera. Un salto atrás que hace ilusionarse a un ganadero que tendrá que ver si este becerro tiene como destino la plaza de tientas de la propia finca o una plaza de toros, por el momento su ganadero quiere esperar un tiempo para tomar una decisión definitiva con el animal.