El torero albaceteño José Fernando Molina afronta en estas semanas un tramo crucial de la temporada, en el que cada tarde supone una nueva reválida tras un inicio de campaña de suma importancia. Su actuación del pasado 22 de junio en la plaza de toros de Las Ventas, en la que dejó una huella indeleble por su entrega, firmeza y capacidad para emocionar y torear despacio, ha marcado un antes y un después en su corta trayectoria. Aquella tarde no solo le abrió puertas, sino que confirmó lo que muchos ya intuían: que Molina es uno de los nombres llamados a ocupar un sitio destacado en el escalafón. Desde entonces, el interés por su evolución no ha hecho más que crecer, y ahora el compromiso es aún mayor.
El próximo 15 de agosto, regresará al coso venteño con motivo de la tradicional corrida de La Paloma, una cita que se presenta como otra tarde de fuego tras su impacto anterior. Pero no será esta la única fecha de peso: José Fernando Molina está anunciado en otras plazas de primera línea, como Bayona y Dax, en Francia, y también Málaga, dentro de un calendario que alterna la proyección exterior con el arraigo local. En Albacete toreará dos tardes en su feria, con el orgullo de defender su tierra desde el lugar de figura emergente. Antes, este domingo hará el paseíllo en Saint-Vincent-de-Tyrosse, y el 1 de agosto en la importante feria de San Ignacio, en Azpeitia. Un final de campaña intenso, cargado de retos, donde cada muletazo puede seguir esculpiendo el futuro de un torero en alza.
Todos los carteles que Molina tiene por delante
