EL PUERTO DE SANTA MARÍA

Morante desluce con el acero otra apología al arte y la tauromaquia añeja en el cuarto


domingo 3 agosto, 2025

Midió los tiempos y el ritmo, llevándolo uno a uno, dándole tiempo y sitio antes de iniciar una nueva tanda, ahora sobre el derecho, buscando siempre el sitio, corriéndole la mano con gusto y clase: así narramos la obra.

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Morante saluda la ovación.

Morante bregó de inicio al cuarto, dándole tiempo, buscando esa fórmula perfecta con la que tratar de exprerse. Sin embargo, no le permitió el lucimiento. Tras un buen tercio de banderillas, Morante recuperó aquella tauromaquia añeja para iniciar su faena de muleta junto a las tablas, primero agarrado a ellas, para después sacarlo. Hubo variedad y arte, mucho arte. Siguió sobre el derecho, largo y profundo, cuajándole una serie ante un toro, que fue noble y atendía al engaño, al que Morante quiso dosificar sus embestidas. Cambió al natural, volviendo a parar los relojes, siendo cada natural una auténtica apología, una obra de arte y expresión. Midió los tiempos y el ritmo, llevándolo uno a uno, dándole tiempo y sitio antes de iniciar una nueva tanda, ahora sobre el derecho, buscando siempre el sitio, corriéndole la mano con gusto y clase. La faena estaba hecha y el público cautivado. Culminó uno a uno, pero aquellos naturales no tuvieron precio, con cadencia, torería, verticalidad y mucha verdad. Culminó uno a uno, pero aquellos naturales no tuvieron precio, com cadencia, torería, verticalidad y mucha verdad. Falló con el acero.