Morante de la Puebla ha hecho su entrada esta tarde en la plaza de toros de La Glorieta, en Salamanca, en la parte trasera de un antiguo modelo Ford, en una imagen cargada de simbolismo y evocación. El gesto, más que una simple llegada, ha sido una declaración de intenciones: la de un torero que sigue cultivando su aura de romanticismo y clasicismo, justo en el día de la recuperación por parte de la empresa BMF de la corrida en honor a San Juan de Sahagún, patrón de la ciudad.
El matador sevillano estaba anunciado para un esperado mano a mano con Marco Pérez, joven promesa del toreo que se presentaba ante su público tras tomar la alternativa. El ambiente en los alrededores del coso charro era de expectación por ver juntos a dos generaciones del toreo juntas, sobre todo tras el golpe de José Antonio Morante el pasado domingo en la Corrida de la Beneficencia de Madrid, logrando su ansiada puerta grande.
La imagen de Morante, envuelto en esencia antigua y estética torera de otra época, ha reforzado aún más ese carácter casi litúrgico que rodea sus apariciones. Salamanca, fiel a sus raíces taurinas, ha recibido al torero con respeto y admiración, en una tarde que se preveía llena de emociones y simbolismo.
