Paco March
Decir Morante es decir torero.
Decir Morante es decir toreo.
Decir Morante…
Decimos Morante y en ello va el torero que ha hecho suya la temporada 2021, que empezó en la incertidumbre y acaba en la esperanza.
Una temporada que el genio de La Puebla y, con él, un buen puñado de toreros que todos tenemos in mente (dos de ellos, sus compañeros de cartel hoy en Jaén), han convertido en punto de inflexión para el toreo, removido en su adocenamiento.
Pero lo de Morante ha sido ejemplar, por su apuesta, toreando hierros y encastes arrinconados y sin rehuir compañeros ni plazas.
Siendo todo eso importante, lo trascendente estaba en el ruedo. Y ahí, Morante ha dictado una lección tras otra. Jaén, en la penúltima, es otro ejemplo. La faena al sobrero como compendio de su tauromaquia, tantas tardes explicada. A lo grande ha toreado Morante, pausado y arrebatado a la vez, delicado y mandón. Pasional y apasionante.
En diez minutos Morante ha desgranado muletazos y suertes desde el compromiso y con la belleza como argumento de la obra.
Al acabar la clamorosa vuelta al ruedo, las 2 orejas en sus manos, Morante decía a los micrófonos de Canal Toros que posiblemente esta que ahora acaba es la temporada más importante de su vida.
Lo sea o no, en el corazón de los aficionados queda pá los restos el recuerdo. Y el agradecimiento.