El torero sevillano José Antonio «Morante de la Puebla» quiere cerrar la temporada 2025 por todo lo alto: con un gran festival taurino en la Plaza de Las Ventas, como homenaje a la figura de Antonio Chenel «Antoñete». Según avanzó ABC, el diestro ya cuenta con el visto bueno de la empresa gestora del coso venteño y trabaja activamente en la confección de un cartel que apunta alto, si nos atenemos a los nombres con los que quiere contar el torero cigarrero.
Morante sueña con reunir a grandes figuras ya retiradas del toreo, nombres que marcaron época en el toreo. Entre otros, figuran espadas como Curro Vázquez, Joselito, César Rincón y, especialmente, El Juli, cuya figura planea inevitablemente sobre esta iniciativa. No obstante, como adelantó ABC, algunos ya han declinado la invitación por distintos motivos. “Quiero algo diferente. Que sean toreros importantes —que lleven tiempo sin torear— y que la gente quiera ver”, explicaba Morante. Sin embargo, ninguno de ellos termina de verlo claro, “o ya han dicho que no”, recalcaba el diestro.

La negativa de algunos de estos nombres a anunciarse toreando no ha detenido los planes de Morante. Si no logra reunir a los retirados, ya contempla incorporar a figuras en activo, entre las que destaca el nombre del peruano Andrés Roca Rey, torero de enorme tirón popular y situado actualmente en la primera fila del escalafón. Quien sí tendrían marcado en rojo en el cartel sería el madrileño Uceda Leal, otro torero de estética y poso clásico, muy en sintonía con la sensibilidad de Morante y admirador confeso de Antoñete. “Con él sí contamos”, comentaba en primicia a Alicia P. Velarde, en referencia a un Uceda Leal que está en boca de los aficionados tras la oreja cortada a un toro de La Quinta en San Isidro.
Pero el festival no será el único gesto del sevillano hacia la tauromaquia madrileña. Morante también quiere rendir homenaje a una de las figuras más queridas y respetadas del toreo capitalino: Antonio Chenel “Antoñete”. Tal como expresó en una entrevista con Zabala de la Serna, su intención es impulsar la construcción de un monumento en memoria del maestro junto a la plaza de toros de Las Ventas, donde tantas veces dejó huella. “Es una de mis ilusiones, y no quiero que se me escape. Ya hemos encargado una maqueta. Es muy él, con el pitillo en la mano”, revelaba.
Y no se quedó ahí la respuesta de un torero que conoce bien la importancia que tuvo Antoñete dentro de la fiesta y que lo admira profundamente: “Antoñete ha sido un torero muy bueno, muy de Madrid, un matador especial, bohemio, hondo y puro. Quizá algunos digan que no fue figura del toreo, ni se compró tres fincas. Pero eso, ¿qué más da?”, explicaba en el citado medio el torero sevillano.

La figura de Julián López “El Juli” es clave para comprender este proyecto. Pese a su retirada en 2023, su nombre sigue resonando con fuerza por su vínculo con Madrid y con la figura de Antoñete, quien fue una referencia estética y ética para toda una generación de toreros, incluido él. Desde su explosión como niño prodigio hasta sus últimas faenas de madurez, Julián ha sido protagonista de innumerables tardes en Las Ventas, muchas de ellas junto a Morante, a quien, por momentos, se le resistía ese triunfo que sí conseguía su compañero y amigo.
Aunque de estilos radicalmente distintos —pese a ser ambos toreros poderosos frente al toro—, la historia compartida entre ambos representa un capítulo esencial de la tauromaquia del siglo XXI. La primera tarde en que se vieron las caras fue apenas seis meses después de la alternativa de El Juli en Nimes, concretamente en la plaza portuguesa de Santarém, el 10 de junio de 1999, junto a Leonardo Hernández y Rui Fernandes. Gijón sería el primer ruedo español donde ambos coincidirían pocos días después, acompañados por El Cordobés. Al sevillano le quedó la espina de no poder estar en el último paseíllo del madrileño vestido de luces, el 1 de octubre de 2023, debido a sus problemas de salud.
La inclusión de El Juli en este festival sería un broche simbólico a una etapa que los aficionados no olvidan. Morante, que siempre ha mostrado una profunda sensibilidad por la historia y los símbolos del toreo, parece decidido a cerrar el año no solo con un festival, sino con una declaración de principios: rendir tributo a quienes le precedieron, a los que compartieron con él el viaje, y a la ciudad de Madrid, cuya plaza siempre ha sido referencia y prueba de fuego.
