«Ferrera, Morante y Garrido, recital de toreo en Priego de Córdoba«. Con este titular publicábamos la crónica del pasado viernes en la plaza de toros de Priego de Córdoba, un festejo en el que la corrida de Lagunajanda ayudó con su bravura y su nobleza a que los tres toreros dieran una gran tarde de toros.
Una plaza que se entregó al toreo de Morante de la Puebla y que vio cómo el palco le negaba la salida en hombros tras no concederle la oreja que le abría la Puerta Grande junto a sus compañeros. Dos faenas llenas de torería, sabor y un toreo a cámara lenta que ensimismó a todos los aficionados que llenaban en más tres cuartos su plaza de toros.
La polémica vino con la no concesión de la oreja en el segundo de la tarde para el diestro sevillano tras una faena de arrebato y torería ante el pasador segundo. Ya en el segundo de su lote, quinto de la tarde, tras sí concederle la oreja el presidente del festejo varios aficionados mosqueados por no verle salir en hombros le pidieron que tirara la oreja en señal de protesta.
Morante formó un lío de muleta al quinto después de haber dejado un saludo antología a la verónica; tras ello dejaría una faena de guante de seda a un toro de calidad. Oreja. A su primero, segundo de la tarde, dejó una faena de arrebato, torería e inspiración ante un toro de embestida a media altura que no fue premiada con oreja, de ahí el cabreo del público.
Pese a todo ello el diestro sevillano no perdió la sonrisa y dio la vuelta al ruedo el olor de multitudes, con una afición entregada ante un torero que había dejado en el albero de Priego una faena llena de sentimiento. No es la única vez durante esta temporada que Morante de la Puebla vive momentos así, ya en otras plazas también se le escatimó la salida en hombros por el cicaterismo presidencial.
También José Antonio ha dejado momentos graciosos y curiosos en una plaza de toros, en las pasadas Colombinas tuvo un gesto con un aficionado que le pidió que no se diera coba con un toro justo de fuerzas. Tras finalizar la faena y meterse a la gente en el bolsillo se colocó la mano tras la oreja en un gesto simpático hacia el aficionad. Las cosas de Morante.