El pasado viernes el prestigioso periódico británico The Times publicaba una entrevista con uno de los toreros más importantes del escalafón, Morante de la Puebla, un espada que tras varias semanas de baja debido a problemas de salud reaparecía en el coso santanderino de Cuatro Caminos para afrontar un verano lleno de compromisos en plazas de gran relevancia. Pese a ser un torero con una gran legión de seguidores, el sevillano no ha tenido una vida sencilla al tener que luchar con una enfermedad diagnosticada cuando tenía 20 años.
Han sido varias las etapas por las que pasó el diestro oriundo de La Puebla del Río, y en varias ocasiones se vio obligado a parar. 2004, 2007, 2016, 2023 y 2024 son los años donde José Antonio paró la maquinaria y miró por su bienestar pese a intentar -sin éxito- seguir con su día a día. Si bien es cierto que el pasado año tuvo una lesión de muñeca, ya en una entrevista concedida a Paco Guerrero antes de su compromiso en Huelva habló sobre la tarde del rabo de Sevilla y su estado de salud en aquel momento.
Morante: «Aquella tarde del rabo en Sevilla yo ya no estaba bien»
“Aquella tarde del rabo en Sevilla yo ya no estaba bien”, comentaba el sevillano. “Si me veis con el rabo veréis también que ya hay mucho sufrimiento en mi cara. Fue el inicio de esta recaída”, explicó al periodista onubense. “Yo creo que no me pasó factura. Las circunstancias van dándose, la suerte, el azar, te hacen llegar a ese momento y ya está. En parte también es cierto que desde entonces vengo sufriendo muchísimo, viendo a muchísimos especialistas y esperando a ver si dan con la tecla” comentó.
Pero volvamos a la citada entrevista del pasado viernes y analicemos la respuesta del sevillano. “Tenía 21 años cuando me atacó de repente y sin saber por qué”, afirma. “No hay nada que se pueda relacionar con ello” comentó esbozando una leve sonrisa antes de dejar claro lo siguiente: “No hay ningún trauma, aunque se podría decir que presentarse ante un toro sí lo es” contesto cuando se puso sobre la mesa si la enfermedad tenía su origen en las duras condiciones de la tauromaquia.
Pero Morante, al igual que muchos de sus compañeros, ha tenido que parar en plena temporada por percances con los animales que nada tienen que ver con su enfermedad. A la memoria vienen aquellas que sufrió en cosos como Sevilla, El Puerto de Santa María o Huesca por toros de Victoriano del Río, María del Carmen Camacho o Gerardo Ortega, tres percances que ni mucho menos cortaron su progresión. “He tenido suerte, algunas veces, pero las consecuencias no han sido peores que las cicatrices”, afirmó cuando se le cuestionó por este tema.