El diestro de la Puebla del Río volvió a reencontrarse con su toreo ante un animal de Algarra en Ciudad Real, un toro al que cuidó durante la lidia consciente de la clase que atesoraba. Un diestro que poco a poco fue construyendo una faena de fino trazo, de delicadeza infinita ante una plaza entregada. Pese a no ser concedido el doble trofeo, esta fue una de esas orejas de peso que dejan satisfecho a torero y aficionado, una obra de gran calado en una ciudad tan taurina.
Así te lo contó Javier Fernández Caballero:
Y Morante hizo el toreo de verdad ante el cuarto, un toro de noble condición de Luis Algarra tras el que se le pidió las dos orejas a Morante de la Puebla, pero el palco lo dejó en una. Importante obra de José Antonio, que no pudo estirarse a la verónica pero ya dejó su sello personal en el inicio por la derecha. Y fue construyendo una faena de sumo gusto y ralentí por ambos lados. Se le vio muy a gusto a Morante, que se asentó en series por ambos lados de toreo pausado. Y la estocada en lo alto puso en su mano la oreja con fuerte petición no atendida de la segunda.