Alicia Tomás, que fue reconocida vedette de revista e intervino en varias películas, dejó las lentejuelas por el traje de luces en 1974, año en el que se cambió la legislación que desde 1961 prohibía torear a pie a las mujeres (un logro que había conseguido la República y derogó el franquismo) y en lo que tuvo mucho que ver la lucha de la alicantina Ángela Hernández, Ángela en los carteles.
Nacida en Barcelona en 1940, su afición a los toros la heredó de su padre, asiduo en la Monumental y Las Arenas. Su carrera artística como vedette de revista, que alternaba con el cine (protagonizó dos películas con Arturo Fernández) le supuso gran popularidad en Barcelona, donde su nombre destacaba en los luminosos de los teatros del Paralelo y también en Madrid.
En la capital hizo sus pinitos toreros hasta que el 9 de septiembre del citado año 1974 hacía su primer paseíllo en la localidad jienense de Torrepergil. El 12 de octubre de ese mismo año, en un festival, un becerro de Martín Peñato le produjo una fuerte lesión en una pierna y en su reaparición, un mes después en Orihuela, cortó dos orejas y rabo a un novillo de García Sánchez. Su presentación en Madrid tuvo lugar el 14 de septiembre de 1975, en Vistalegre, y dio una vuelta al ruedo.
En 1976 un avispado empresario, Paco Rodríguez organizó un elenco de mujeres toreras, en el que además de Alicía Tomás, estaban Joaquina Ariza “La Algabeña”, Rosarito de Colombia, Lola Maya y la malagueña Mary Fortes, madre del actual matados Saúl Jiménez Fortes. Esa temporada se anunciaron en buen número de festejos, recorriendo la España taurina toreando en plazas relevantes como las de Barcelona, Bilbao, Pamplona e incluso Madrid. Sin embargo, el rendimiento económico no compensaba el esfuerzo y en la siguiente temporada Alicia Tomás decidió abandonar los ruedos y volver a las tablas y los platós cinematográficos.
Alicia Tomás no alcanzó la gloria en los ruedos pero sí vio cumplido su sueño torero y gozó del respeto de todos. Y todas.