En la Comunidad de Madrid existen cientos de explotaciones ganaderas tanto de bravo como de manso, fincas donde se cuida con mimo a cada uno de los animales que pastan en ella. Pero hoy queremos acercarnos a una muy particular, una ganadería de toros bravos a orillas del Río Tajo -en las cercanías de municipio de Fuentidueña de Tajo–, un lugar que pese a no tener grandes extensiones de terreno si tiene muy bien estructurado los cercados para machos y hembras.
Se trata de una explotación da cobijo a unas 120 vacas de vientre y cuyo ganadero es Julián Gómez Carpio, recortador, banderillero y empresario y ganadero que busca ir poco a poco creciendo en un sector poco dado a mirar nuevos horizontes. Pese a ello, este ganadero afincado en tierras madrileñas ya ha lidiado erales en el Palacio Vistalegre y un novillo en Madrid el pasado mes de septiembre.
Dentro de esta explotación existen dos hierros, cada uno con una personalidad muy marcada por la sangre que les corre por las venas. El primero se lidia bajo el nombre de Bellalucía, el cual está compuesto por animales de Núñez del Cuvillo y Laurentino Carrascosa, llevándose ambas sangres por separado dentro de la misma ganadería. El segundo es el de Caras Blancas de Carpio formado con vacas y sementales de D. Giménez Indarte, procedencia Marqués de Villamarta, “Murube-Urquijo” y “Ganadería Marqués de Domecq”, cruzadas posteriormente con vacas de El Freixo para acabar de cerrar el círculo.
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De las dos divisas, quizás aquella que llama más la atención es la de Caras Blancas del Carpio, y lo es por el atípico pelaje y accidentes que se dan en sus animales. Sin duda, el sello que identifica a esta ganadería es la cara blanca de sus animales, algo que surgió por casualidad. Tras llegar a casa de Julián Gómez una vaca con la cara blanca y sacar un macho con las mismas características, buscaron hacer una cruza que les proporcionara animales con ese accidente en su pelaje, es decir, que fueran astados caretos.
Ahí pastan los míticos caras blancas, astados que tienen una particularidad, sus caras -como ya desliza su nombre- son blancas, algo que le da un punto de distinción a los animales de su ganadería. Desde 2016 con gran esfuerzo e ilusión fue cimentando su nueva ganadería, un proyecto que hoy en día es una realidad.
Más tarde se volvió a probar otro macho con la cara blanca para fijar con mayor intensidad este pelaje en la casa. Se jugó poco a poco con la consanguinidad para encontrar mayor regularidad en este tipo de caracteres en su pelaje. Sin duda un accidente predominante en esa sangre que entró en la ganadería madrileña al encontrar un semental que da más de un 70% de animales con la cara blanca.