JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO
“Sin tener dinero también se puede llegar a ser torero: que se lo pregunten a las figuras que no tenían ni para una bicicleta”. Son palabras de Francisco Montero, el que ha sido junto a Tomás Rufo el novillero revelación de la temporada. Se ha hecho a base de lucha y muchos kilómetros por lograr la soñada tanda que le iba construyendo el camino en el que ahora está. Destacó en Madrid en verano, Villaseca le dio la oportunidad y en Arnedo se consagró, siendo triunfador del Zapato.
Enhorabuena por la temporada. No ha sido fácil el camino llevado a cabo, la lucha interna y psicológica que has tenido que aguantar hasta romper en una plaza de toros pero el esfuerzo ha tenido su recompensa.
Sí, aquí desde que te levantas por la mañana nada es fácil, por lo que ha habido que esperar la oportunidad, estar al pie del cañón y aprovechar el momento, que me ha cogido más maduro que antes.
¿Cuántos años han sido de lucha?
Tengo 27 años, con 14 me apunté a la escuela, en 2009 debuté sin caballos, luego con picadores y me quedé parado. Decidí irme a las capeas y buscarme mi camino, el que me estoy consiguiendo.
La sensación es de impacto en el aficionado, el impacto de un torero al que el sistema actual no está acostumbrada la afición, por eso la sinceridad y la tremenda fe que has tenido te han hecho llegar donde lo estás consiguiendo.
Siempre me he acordado de lasfiguras del toreo que salieron de la nada, que no tenían ni una bicicleta y se han hecho grandes en ello, como El Cordobés, Palomo o Fandiño. Salieron de la nada y lo consiguieron todo. Te pones a pensar que sin dinero también se puede ser torero, y cuando llegas a los corazones de los aficionados lo consigues.
Supongo que no, pero ¿perdiste alguna vez la fe?
Nunca la he perdido, porque si pierdo la fe estaría buscando trabajo. En la vida no es difícil solamente ser torero, sino vivir el día a día.
Hace poco narrabas una terrible experiencia que has sufrido en una novillada sin caballos…
Sí, sufrí mucho. Dijeron los cirujanos en la UVI móvil que me iba, la pierna se me puso negra, me puse blanco en la cara, y esa hora y pico que estuve de trayecto hasta Talavera fue criminal. Luego me llevaron a Toledo y me operaron tres veces. Luego me dejaron en el hospital solo, pasándolo muy mal, y es lo que pienso día a día para seguir creciendo como torero y como persona.
Al verte vestido de luces en plazas de categoría, supongo que todo eso te pasará por la cabeza para arrear aún más.
Sí, siempre lo he hablado con mi apoderado. Cada vez que salgo a una plaza vestido de torero no me importa el encaste que tenga, porque siempre me acuerdo del toro tan grande de las capeas. Sin tener obligación, me he puestso delante, y gracias a Dios todo ha salido bien.
¿Cuántos kilómetros has podido hacer en un día para dar una tanda?
He estado por toda España: Valencia, Castellón, Castilla-La Mancha, Madrid, Extremadura…
Y casi una decena de paseíllos esta temporada.
He toreado nueve y estoy muy contento.
Y las esperanzas de un 2020 que tendrá, ¿qué objetivos?
En lo único que pienso es en estar cerca de mi apoderado, para que me siga inculcando sus cosas. Me ha hecho crecer como torero en los últimos años. Estaba perdido, estaba en las capeas, me ponía delante de los toros… pero vestirse de torero es algo muy grande. Hay que salir tarde a tarde a dar la talla. El año que viene tengo pensado torear y ser feliz. No sé si tomaré la alternativa o si un toro me quitará antes de en medio, pero sé que saldré día a día a darlo todo y a seguir creciendo día a día.