La de esta noche en Sevilla es la segunda Puerta del Príncipe que firma Alejandro Talavante en su carrera. La primera fue en 2006, con una corrida de Núñez del Cuvillo y una gran actuación con la mano izquierda que aún se recuerda. Así ha contado Pablo López-Rioboo la tarde de Alejandro:
Talavante acaricia la embestida de un extraordinario ‘Dalia’ de vuelta al ruedo y le pasea las dos orejas
No se fue tras los vuelos el segundo de la tarde al capote de Talavante, un animal de nombre ‘Dalia’ que empujó con franqueza en el segundo encuentro con el caballo. Se ciñó Luque por chicuelinas antes de un tercio de un desigual tercio de banderillas. Se puso torear Alejando con ritmo y suavidad al castaño de Victoriano, animal que embistió con entrega y clase aprovechando Talavante para dormirse toreando en redondo. La gente se puso en pie con un cambio de mano que se convirtió en un circular eterno. Por el izquierdo se volvió a ralentizar el toro cuando Alejandro lo llevó enganchado y acarició a un toro que lo quería todo por abajo y animal de ritmo sostenido y una clase bárbara. Se vio disfrutar al extremeño, espada que toreó para él a un ejemplar de una gran franqueza. Anduvo asentado sobre las zapatillas, despejado de mente y suelto de muñecas canalizando en su muleta a un excepcional ‘Dalia’. Fue una labor de sentimiento sin arrebato, de caricia y pulso ante un astado que nunca se cansó de embestir. No hubo fuegos de artificio, todo lo hizo casi sin esfuerzo, desmayado, una labor que caló en los tendidos. Pecó de no sacárselo a los medios, lugar donde la faena hubiera tomado tintes mayores. Se gustó en los remates finales antes de pasaportar a un ejemplar premiado con la vuelta al ruedo. Dos orejas pasearía Talavante en su mejor faena en esta plaza desde que volviera a los ruedos.
Talavante pasea la oreja de un quinto que lo saca por la Puerta del Príncipe
No hubo nada reseñable en los primeros tercios salvo la gran activación de Javier Ambel y Manuel Izquierdo en banderillas. Talavante se fue al tendido 6 para dejar una primera serie tan ligada como templada. Anduvo despejado de mente y muy suelto de muñecas ante un animal con nobleza pero con mejor inicio que final del muletazo. Se gustó toreando con ambas manos a un ejemplar al que le corrigió los defectos a base de firmeza, juego de muñecas y buena colocación. Alejandro dejó muletazos asentados embarcando la embestida pese a costarle al animal empujar hasta el final. Por el izquierdo acarició al entregado ejemplar en naturales de su personal concepto. No fue una labor compacta, pero sí firme, torera y reunida. Los naturales a pies juntos llevándose al toro tras la cadera calaron mucho en una plaza muy receptiva toda la tarde. Se tiró muy recto y dejó una estocada casi entera que le valió la oreja que le abría la Puerta del Príncipe.
FOTOGALERÍA: EMILIO MÉNDEZ