Volvía el hierro de José Luis Pereda a La Maestranza tras varios años de ausencia, en esta ocasión fue lidiando una novillada con picadores que a la postre tuvo un resultado desigual. Un encierro que gustó por sus hechuras y que en el ruedo sacó virtudes dentro de una tendencia marcada por la mansedumbre. Un festejo en el que vimos a tres toreros que encaraban la tarde noche sevillana con el objetivo del triunfo. Una tarde noche en la que las carretas venidas de El Rocío pusieron el colorido y la alegría que faltó en el ruedo de La Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Frialdad de la terna en una calurosa noche de primavera.
Abría cartel el malagueño Santana Claros, novillero que cumplía 10 años en el escalón y que este año ha tenido la oportunidad de trenzar el paseíllo tanto en Las Ventas como en La Maestranza. Santana es un novillero de esbelta figura y un concepto del toreo muy definido. Espada que siempre procura darle los frentes al animal y llevárselos detrás de la cadera. Un concepto de toreo vertical y asentado en las zapatillas. Su primero fue uno de los dos buenos animales que lidió Pereda, un castaño que acusó justeza de fuerzas en los primeros tercios pero que se vino arriba en banderillas. Novillo con prontitud, fijeza y humillación al que el malaguño no acabó de cogerle el aire. Por el izquierdo se encontraron más a gusto novillo y novillero, dejando por es pitón los pasajes más interesantes de su faena. Un cambio de mano al ralentí fue lo mejor de una obra en la que Santana no acabó de ver las virtudes del encastado y noble animal. Tras una estocada trasera y caída tuvo que usar el descabello. Silencio para el novillero y palmas para el novillo.
El cuarto fue un animal burraco, bajito pero con más volumen que su primero. Se le jaleó mucho el recibo de capa ante un astado que todo lo hizo a media altura, teniendo compostura y cierto temple su posterior quite. El malagueño contó con apoyo desde el tendido, es bueno que a los novilleros se les siga, que vengan a verles, pero no le ayuda en nada que le jaleen a destiempo todo lo que hace; incluso lo malo, algo pudimos observar en un trasteo de muleta con más voluntad que lucimiento. Santana Claros viendo las virtudes del animal optó por iniciar su labor por estatuarios. Se dejó llegar una enormidad a un animal que mientras que le duró la movilidad transmitió en sus arrancadas. Faena de más a manos ante un novillo que tuvo mejor condición a zurdas. Como le pasara en su anterior actuación no acabó de pulsear y cogerle el ritmo al de Pereda. Cuando la faena parecía languidecer dejó una intermitente pero intensa serie al natural que llegó rápidamente al tendido. Tras pinchazo y estocada tendida saludó desde el tercio.
Volvía Jesús Álvarez a la Maestranza tras una huelga de hambre en la que pedía una oportunidad en su plaza, esa que creía que se merecía tras varios años luchando en el escalafón. Al contrario que sus compañeros venía poco rodado y algo fuera de forma; el vestido azul noche y oro disimulaba en parte una figura que llamó la atención entre los aficionados. A su primero, otro de los buenos novillos de la noche no acabó de someterlo por abajo en la muleta en un trasteo que tuvo poco eco. Pese a acusar inactividad no le dio la espalda a una oportunidad que llevaba tanto tiempo pidiendo. Se fue a portagayola a recibir al castaño que hacía segundo, para más tarde dejar alguna verónica suelta ante un novillo huidizo. Utrero que exigió siempre por abajo y al que el sevillano toreó en la media y corta distancia. Faena voluntariosa pero de escaso ajuste. Labor en la que se notó que venía con muy pocos paseíllos a sus espaldas. A zurdas se abrió siempre más el animal, siendo por ese pitón por donde dibujó algún natural suelto ante un Pereda que se iba a los vuelos. Tras dejar una estocada algo tendida saludó desde el tercio.
Con el mansito que hizo quinto pudimos verle algo más relajado, el de Pereda de mansita condición embestía con todo, muy desordenado y con la cara a media altura. Álvarez tomó sus precauciones buscando que el animal no viniera con inercia. De uno en uno se sintió más cómodo pese a la desigual condición de animal. A zurdas dibujó naturales suelos pero carentes de ajuste; por ahí lo vio siempre más claro. Pero al igual que pasara en su primero le costó templar la embestida del de Pereda. Porfió Álvarez en un trasteo en el que notó más entrega por parte de un respetable que quiso apoyar a su paisano. Tras pinchazo y estocada saludó desde el tercio.
El tercero en discordia era el salmantino Manuel Diosleguarde, novillero que tomará la alternativa en la próxima feria de Santander de la mano de Alejandro Talavante y Pablo Aguado. Su primero fue un descompuesto animal de Pereda que siempre fue a su aire, mientras que el segundo fue un manso de libro que entrañaba más aristas y peligro de lo que se vio en la muleta. Fue el que menos opciones tuvo de los tres, mostrando oficio en dos labores que pese a no ser de triunfo si apuntaron cosas. A su primero le aguantó embestidas huidizas a media altura, sin descomponer la figura buscó el sometimiento y el mando. Aprovechó las inercias y las querencias de un novillo que tuvo mayores posibilidades a zurdas. Se jugó la voltereta en varias ocasiones pues el novillo tendía a acortar el viaje y pegar una miradita cuando pasaba por la jurisdicción del novillero. Todo disposición ante un utrero muy deslucido. Tras dos pinchazos y una estocada saludó desde el tercio tras sonar un aviso.
El sexto fue una prenda, un manso de libro al que se le pegó mucho en el caballo. Novillo que campó a sus anchas en un tercio de banderillas en el que no puso las cosas nada fáciles. El de Pereda fue de esos novillos difíciles, de áspera condición y siempre detrás de la mata. Un astado que dijo menos en la muleta por la buena disposición de un novillero que le tapó muchos defectos. Nunca le apretó, lo llevó a su altura para ver se así se deslizaba, pero nada, el animal se quedaba cortó y cuando iba lo hacía a regañadientes. Cuando se sintió podido se paró y se agarró al piso. Pese a la condición del de Pereda no se aburrió el salmantino que tuvo que abreviar ante un novillo tan descastado. Se puso complicado para matar, siendo silenciado el salmantino tras marrar en varias ocasiones.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de La Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Novillada con picadores nocturna. Un cuarto de entrada. Novillos de José Luis Pereda, bien presentados y de juego variado. Destacaron primero y segundo dentro de un encierro de mansita condición.
Santana Claros (Blanco y oro): Silencio y saludos tras aviso
Jesús Álvarez (Azul noche y oro): Saludos en ambos
Manuel Diosleguarde (Nazareno y oro): Saludos tras aviso y silencio
INCIDENCIAS: Saludaron en banderillas Elías Martín y Jesús Álvarez
GALERÍA: ARJONA-PAGÉS