Como ya contamos en más de una ocasión en este medio el toreo no siempre es gloria y triunfo. De hecho, la mayoría de las veces no lo es por diversos factores que todos conocemos y que hacen que espadas con condiciones para poder vivir del toro tengan que buscar refugio junto a los hombres de plata, hacerse ayudas o mozos de espada e incluso abandonar un mundo que les llena de vida. Toreros y novilleros que no pudieron cumplir ese sueño de ser figuras del toreo, pero que honraron su profesión cada tarde que se vestían de luces.
Pero hay muchos que pese a las piedras que aparecen durante el camino no abandonan y siguen apostando por ellos mismos, por ese concepto que atesoran y esas cualidades que creen tener. Pese a la falta de oportunidades y al ninguneo que sufren por algunos empresarios deciden echarse el petate de su carrera a la espalda y recorrer kilómetros para buscar un pitón, más si cabe en tiempos donde el encontrar vacas para realizar tentaderos también se ha puesto muy cuesta arriba debido a la reducción de animales tras la pandemia.
Por todo ello muchos se ven abocados a torear de paisanos en distintas capeas o suelta de animales que se organizan en los pueblos de nuestra piel de toro. Uno de ellos es el mexicano Jorge Gleason, hijo del matador Jorge de Jesús El “Gleason” (quien fue líder del escalafón de 1991 a 1995) y de Amalia Chávez Rocafuerte. El joven novillero con caballos mexicano, es también conocido por su faceta como recortador, y se dio a conocer en España tras saltar al ruedo de la Monumental de Pamplona la pasada Feria de San Fermín.
En la penúltima de Feria, el novillero mexicano saltó al ruedo tras finalizar la lidia del cuarto de la tarde portando una pancarta con su nombre pidiendo una oportunidad para torear. Lo hizo en una tarde donde estaban anunciados Rafael Rubio Rafaelillo, Gómez del Pilar y Juan de Castilla con los astados abulenses de José Escolar, un festejo donde había un número importante de compañeros de la información taurina, amén de la presencia de las cámaras de Onetoro.
Tras este salto al ruedo pamplonica, “Gleason” volvió a sus quehaceres diarios relacionados con su profesión. Durante el pasado verano acudió a un número importante de localidades donde se daba suelta a astados bravos. En una de ellas consiguió su propósito y pudo darle unas tandas a uno de los ejemplares exhibidos ese mismo día. “Cuando ya no hay nada que perder tu final vuelve a ser tu principio, y solo sé que disfruto todas las locuras que hago” se podía leer en su cuenta de Instagram.
Una publicación que repitió el 22 de agosto donde se podían ver varios vídeos y algunas fotografías de la tarde de Pamplona. “Empezaré dando las gracias a todas las personas que me apoyaron en España de manera desinteresada y también a todos mis amigos de México que siempre estuvieron al pendiente de mí, ha sido el mejor viaje de mi vida hasta ahora y el más importante, dio igual si los toros estuvieran toreados o no, pero me puse con las mismas ganas con las que pido una oportunidad para torear en la plaza México, y aunque no suceda pronto creo que aquí hay un torero que está siendo desaprovechado, ¡en la fiesta también se necesitan locos! Un fuerte abrazo a todos y que ¡Dios los Bendiga!”
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