CAMPO BRAVO

El ‘trago’ del ganadero de El Cotillo: un novillo se enfrenta a él porque no quería cambiar de cercado


martes 4 abril, 2023

El manejo del toro bravo, su comportamiento y reacciones ponen a prueba a los hombres de campo, en este caso en la vacada jiennense de El Cotillo.

Toro Fuenterroble
Astado en una imagen de archivo. © Pablo Ramos

En la localidad jiennense de Carboneros se encuentra la ganadería de El Cotillo, propiedad de Juan Collado Ruiz, una vacada de procedencia Jandilla que ingresó en la Asociación en 1986. Entre 1986 y el año 2000 adquiere vacas y sementales de Javier Camuñas, solicitando en 2001 el ingreso en la UCTL. Tras lidiar los festejos reglamentarios con resultado satisfactorio, es admitido en dicha asociación en el año 2004.

Una casa ganadera a la que acudió hace unos años el programa Toros para Todos que dirige y presenta Enrique Romero en Canal Sur. Eran los primeros días del verano, momento en el que las temperaturas aumentan considerablemente, de ahí que las faenas no se puedan hacer a las horas centrales del día. El campo ya ha perdido el verdor de los meses pasados, está seco, pero abunda la comida.

Hay que cambiar los toros de cerrado, con tanta comida no hacen caso al pienso, de ahí que el hijo del ganadero con la ayuda del personal de la finca cambie de cerca a los animales que van a ser lidiados esa temporada. La faena no iba a ser fácil, los toros están aquerenciados y la abundancia de comida hacen que no quieran irse de allí.

Pero el problema surgió al cambiar a los animales de un lugar a otro: uno de los astados de saca no perdía ojo de los nuevos visitantes, plantándoles cara y provocando momentos de tensión. Este utrero ya había dado problemas con anterioridad, de ahí que no se le pudiese perder la cara. Para evitar que se arrancase, Agustín, hijo del ganadero, se puso de pantalla con su caballo, y así evitó que el animal tuviese visión directa con ese nuevo personal que había entrado en su territorio.

El animal bravo normalmente avisa antes de tomar una decisión, y este astado de El Cotillo llevaba ya un rato haciéndolo, de ahí que el ganadero tomase distancia con él, la suficiente para que se respetasen entre los dos. «El toro en el campo es como en la plaza, sabe quien va a caballo y quien es cada uno«, comentaba Agustín Collado, de ahí que no pueda dejar que se salga con la suya haciéndole ver quién manda; de lo contrario, la próxima vez no podrá entrar en el cercado montado a caballo.

Un tipo de comportamiento que no se puede tolerar, todo lo que sea no corregirle manías o desaires puede ser contraproducente. El toro tiene que saber quien manda, ese al que le tiene que tener respeto, de lo contrario se haría el amo y señor del lugar, imposibilitando cualquier labor que le obligue hacer algo que no quiere. En el campo todo hay que hacerlo, son espavientos, más por el camino de la templanza y las nuevas maneras que por la fuerza, ya que por esta vía siempre gana el animal.