Se hizo matador de alternativa en Istres el pasado año, ¿cómo valoras el 2022?
Fue un año bonito. En Istres corté dos orejas, en Béziers una oreja y luego toreé una corrida de Cura de Valverde a final de temporada y pude cortar una oreja también. Me ha servido para crecer y reencontrarme, y enseñar mi toreo lo mejor posible.
Fue un año difícil este 2023: tu primer paseíllo fue el 14 de agosto, ¿cómo se afronta esto?
Todos sabemos lo que nos toca cuando uno se dedica a esto. El que elige ser matador de toros sabe que todo no será cuesta abajo, y con lo que hice el año pasado no fue bastante como para torear mucho este año. De hecho, la única que tengo este 2023 es Béziers, pero he tenido mucha fe para solventar ese parón. Me lo he tomado para intentar madurar, para intentar mejorar en mi toreo y como persona en todos los aspectos. Me ha venido bastante bien. El camino duro está empezando ahora; si Dios quiere torearé algo más el año que viene.
El indulto a ese toro en Béziers fue un golpe sobre la mesa, con un triunfo numérico importante.
Me quedo con un buen sabor de boca de ese día; fue una comunión entre el toro de Robert Margé, mi toreo y el público. Cuando hay una comunión entre todos los que están en la plaza y tu toreo, nace la magia. Fue una tarde mágica para mí y soñada.