El pasado jueves Paco Ureña pasó por el restaurante Puerta Grande de Madrid para hablar sobre diversos aspectos relacionados con su persona durante el ciclo de tertulias de la asociación El Toro. El torero murciano finalizó esta temporada con 16 festejos a sus espaldas, un número muy exiguo para un torero que este año ha trenzado el paseíllo en cosos como Valencia, Madrid, Santander, Azpeitia, San Sebastián, Bilbao, Murcia, Albacete o Zaragoza, haciendo triplete en Las Ventas y doblete en Valencia.
Un espada que vio frenada en seco su temporada tras su paso por la primera plaza del mundo, siendo Santander el siguiente coso donde contaron con su presencia casi finalizando el mes de julio. Ureña es uno de esos toreros con un concepto muy personal del toreo, un espada que ha vivido las dos caras de la fiesta, algo que le ha curtido a la hora de volver a la cara del toro. Bilbao y Madrid han sido las plazas donde se han dado sus triunfos más sonoros, mientras que en Albacete tuvo lugar el desgraciado percance que le hizo perder el globo ocular izquierdo.
Pese a esos 16 paseíllos, el murciano siempre ha sido un torero tenido en consideración por los aficionados, un diestro al que hay que escuchar por su forma de afrontar la vida. Por eso fue invitado por la Asociación El Toro de Madrid para sus charlas invernales, un coloquio donde durante más de dos horas se habló de toros sin ningún tipo de cortapisas. Franco y sincero, el murciano contestó a pecho descubierto a cada una de las preguntas que se pusieron sobre la mesa.
Paco Ureña: «El período que estuve sin torear de Madrid a Santander fue duro»
Una de ellas tuvo que ver con el parón sufrido tras el mano a mano con Emilio de Justo en Las Ventas, un periodo de casi dos meses donde no se vio anunciado en plazas como Alicante, Burgos, Algeciras, Pamplona o Mont de Marsan entre otras, una serie de plazas con ferias de diferente metraje donde no tuvo cabida el torero nacido en Murcia pero afincado posteriormente en Sevilla durante muchos años.
“El período que estuve sin torear de Madrid a Santander fue duro para mí, para mi familia, para mi cuadrilla, para mi apoderado, en general para mis amigos, porque, sinceramente, cuando pasó la tarde de Madrid con los Victorinos pensaba que iba a tener otra situación profesional, que iba a marcar un antes y un después, no sé si equivocadamente o acertadamente, pero lo sentía así por lo que había vivido en la plaza” comentaba Paco Ureña.
Una corrida de impecable presentación, de variado e importante juego, fue la verdadera protagonista de la Corrida de la Prensa. Toros exigentes que no pusieron la tarde fácil para un Paco Ureña, entregado, que cortó una oreja, y un Emilio de Justo, que a pesar de firmar los mejores instantes, se fue de vacío, escribía para este medio David Jaramillo el pasado 4 de junio en una crónica que pueden leer en el siguiente enlace.
Tras ese titánico esfuerzo vino un parón que le hizo replantearse muchas cosas, más si cabe tras un festejo que le marcó personalmente por el nivel que había mostrado en el ruedo venteño: “A los tres o cuatro días surge la baja de un compañero que deja un montón de sustituciones en las ferias y creía que iba a poder coger alguna sustitución, pero no llegó ninguna. Nadie me llamó. Así que un día sentado en casa, hablando con mi apoderado por teléfono del tema, colgué y le dije a mi mujer: “Me quito, no puedo más”. Esa fue una situación en la que me tambaleé mucho”.
Pero Paco sabía que no podía dejar en la estacada a un equipo que había pasado a ser una familia, esos que aguantaron el chaparrón hasta ver la luz en un mes de julio donde la llamada de José María Garzón hizo recobrar la sonrisa a un torero que no conseguía entender la situación por la que estaba pasando: “A los tres días rectifiqué, pensé que estaba tonto, pero sufrí mucho y lo gestioné mal, porque me afectó mucho, no era capaz de salir de un bucle. Luego, afortunadamente, todo pasó”.