A la orilla del corredor marino de 14 kilómetros que separa los viejos y vecinos continentes de Europa y África. se encuentran las dos fincas propiedad de una familia que vive por y para el toro bravo. En La China y La Palmosilla conviven un amplio número de cabezas de ganado bravo en un entorno único y privilegiado junto a la Laguna de la Janda.
Allí Javier Núñez cuida con mimo una vacada que ha conseguido alcanzar una regularidad notable. Actualmente el campo bravo está en plena efervescencia, ante la falta de toros los veedores se están adelantando y ya se han puesto en contacto con un buen ramillete de criadores para saber su predisposición de cara a su inclusión en los carteles de dichas plazas.
Los ganaderos esperan esa llamada de las principales plazas, ya que las ferias de principio de temporada van poco apoco organizándose, por lo que sus veedores comienzan a hacer kilómetros en busca de corridas idóneas, como las que la ganadería gaditana de La Palmosilla tiene en su casa. Para ello el ganadero tiene que tener los toros idóneos para esa plaza en concreto, no valiendo igual un toro para Madrid que para Valencia pese a ser las dos de primera categoría.
Javier Núñez: «En todas las corridas de la pasada temporada han saltado toros importantes»
Por todo ello queríamos hablar con Javier Núñez, un amante del toro bravo y un ferviente admirador del toro que cría en su casa. Un ganadero con buen gusto y los pies en el suelo, el cual ha lidiado una de las mejores camadas de la historia de la ganadería: “En todas las corridas de la pasada temporada han saltado toros importantes. A bote pronto, me acuerdo de dos toros de Pamplona, cuarto y quinto. Tuvieron excelencia. De la corrida de Azpeitia me gustó mucho Flamenco, de Luque. De la corrida de Dax, hubo un último toro de Téllez que me gustó mucho”.
“En la corrida de Melilla le tocó un toro buenísimo a Talavante, y dos también en Albacete, uno para Leal y otro para Perera; la corrida de Murcia fue muy lucida en conjunto, sobresaliendo el lote de Jorge Martínez. En Logroño hubo también dos toros importantes. En el último festejo de la temporada, en Arcos, hubo una vuelta al ruedo a un animal. Le faltaba un mes para cumplir seis años, había viajado por toda España durante dos años. Me quedo con eso” nos comentaba el ganadero afincado en tierras de Tarifa.
Pero no todo ha sido positivo en esta temporada para el hierro que comanda Javier Núñez: “Como notas negativas, la enfermedad del mosquito, que ha afectado en la primera parte de la temporada, en la que hubo varios toros que doblaron las rodillas. Tras un tratamiento antiinflamatorio, se mejoró bastante ese problema. Ha sido una temporada aceptable. Siempre esperamos mucho más, en la tónica ascendente de estos años. No ha sido tan espectacular como la de 2022, pero hay motivos para la esperanza, como los sementales”.
Pero ahora toca mirar al futuro y ver qué animales hay en los cercados de “La China” de cara a un 2024, muy ilusionante para uno de los ganaderos con mayor porvenir dentro del escalafón de ganaderías de bravo: “Es una camada más amplia que la de este año. En la pandemia no redujimos ni vacas ni machos, con lo cual tenemos una camada amplia. Este año hemos lidiado ocho festejos completos, y para el año que viene tendremos entre 10 u 11. Habrá unos 73 toros aproximadamente”.
Los toros se van rematando, la camada va poco a poco haciéndose mayor y se van viendo aquellos animales que quedan definitivamente marcados para una plaza de primera. Javier es consciente que debe dar los pasos adecuados para no caer en la precipitación, esa que te lleva directamente al fracaso, algo que ni a él, ni a ningún criador de bravo medianamente sensato se le pasa por la cabeza.
«No me quita el sueño Madrid»
“No me quita el sueño Madrid, porque hasta que no tenga una ganadería más amplia, no tanto en número como sí de plaza de primera, para poder hacer Madrid y Pamplona, tengo que disponer de veinte toros impepinables para las dos. No descarto ir a Madrid en modo desafío, pero sí con garantías para ir a un desafío. La empresa tiene voluntad de contar con nosotros, pero ya se verá, mi prioridad siempre es Pamplona”.
Poco a poco se va depurando una ganadería que lleva varios lustros trabajando en silencio, esa que gracias al buen gusto y la exigencia está consiguiendo entrar en las ferias en carteles de interés. Javier es un hombre apasionado por su ganadería y eso se nota a la hora de transmitírselo a sus animales, esos que poco a poco son demandados por las principales figuras del toreo: “Ese es un camino más lento. Esto es toro a toro. Hay que tener suerte, que los toros buenos les toquen a ellos, que las camadas sean buenas y que les den garantías de que las corridas sean de su gusto y morfología. Poco a poco. Mi objetivo, al final, es que las figuras lidien toda la camada”.
Un ganadero que siempre ha tenido un ojo especial para captar el talento, de ahí que por su casa pasen infinidad de toreros con proyección como el de Espartinas: “El Borja que yo he visto en el campo, aún no se ha visto en la plaza, y en el momento en el que le embista un toro de verdad, todo lo que ha apuntado se verá mucho más reafirmando. No se puede dormir: ahora empieza lo más difícil. Las figuras le dejarán hueco a regañadientes y tiene que seguir triunfando en base a buscar un triunfo sólido. Lo veo muy centrado, con una madurez personal alta, es un tío formado, educado… y ahora mismo Borja es el sí de todas las madres, el que todas quisieran de novia para sus hijos. Y eso lo tiene que aprovechar”.
Un torero que pasó del ostracismo a estar en boca de todos los aficionados: “Borja ha hecho una machada, que es revertir una situación muy complicada de apenas torear en ocho años. La constancia y el esfuerzo han dado sus frutos. De la mano de Julián ha crecido muchísimo como torero, de ambición personal y en el aspecto artístico, pero aún está muy lejos del techo al que puede llegar. Este invierno será clave para él, en su crecimiento tanto personal como de cara al público, dándose a conocer y hacerse un torero imprescindible en todas las ferias”.