Adentrarse en plena primavera por las distintas fincas de bravo del campo charro es hacerlo en lugares únicos y especiales, zonas de gran extensión donde ese animal bravo es el auténtico rey. Son días de sol, de altas temperaturas en muchos sitios de España para el momento en el que estamos. Sin tiempo a que se asiente la primavera -que se está perdiendo en el campo bravo para dar paso al verano- los cercados están perdiendo ese verdor característico de esta época para tornarse en ese color pajizo del estío.
Uno de esos parajes únicos que tiene esta zona ganadera es ‘Terrones’, una preciosa finca salmantina en Narros de Matalayegua propiedad de Dña. Paloma Sánchez-Rico Clavero, donde pastan los Gamero-Cívico de Salamanca. Una ganadería creada en 1997 al amparo del artículo 5 bis b) de los Estatutos, con vacas y sementales de ‘Clairac’. Diez años después, en 2007, pasó a ser ganadería del Grupo Primero tras lidiar novilladas y corridas de toros en plazas de relevancia de España y Francia.
Este paso adelante dado por Paloma Sánchez Rico y su familia fue muy bien acogido por una afición que echaba de menos una apuesta del tal magnitud por parte de un ganadero. Atrás quedaban esos años en los que sus cercados estaban repletos de animales de sangre Contreras, ahora los Gamero-Cívico de ‘Clairac’ serían los encargados de dar vida a esta casa ganadera. Un encaste en peligro de extinción por el número de divisas que aún la mantienen en pureza.
Rafael Basterra: «La pandemia nos golpeó fuerte»
Por todo ello queríamos hablar con Rafael Basterra, ganadero de Paloma Sánchez-Rico, un apasionado del toro bravo y de este encaste en particular. Queríamos saber como anda una ganadería que este 2023 cumple sus bodas de plata en manos de la familia. Sus objetivos a corto y medio plazo, así como la viabilidad de una ganadería en tiempos tan difíciles como los que estamos pasando: «La pandemia nos golpeó fuerte como a todos los ganaderos, salir de ahí no es nada sencillo, pero nosotros gracias a Dios aún aguantamos», señalaba Basterra.
«Nosotros siempre hemos tenido ganado en Salamanca de Contreras, desde los años 20. Tras ello, pasaron varios encastes por casa hasta que en el año 97 se decidió comprar este encaste porque era un encaste diferente, no era el mayoritario, y también era originario de Salamanca. Cuando lo compramos, lidiábamos a pie en muchos lugares, pero de repente se paró la cosa, volvimos a caer en el olvido de todo el mundo y ahora, gracias a Dios, con las redes sociales se está volviendo a hablar de nuestro encaste», añadía el ganadero.
Una ganadería que tiene muy definidas las líneas a seguir, esa que no es otra que seguir potenciando un encaste muy valorado por una afición que lleva años exigiendo mayores oportunidades para estos ganaderos: «El encaste es Clairac, de Parladé y Gamero-Cívico. Ese es el camino que vamos a seguir, creemos que tenemos algo único, ese que nos hace diferente al resto, por ello no vamos a cejar en el empeño de seguir por este camino. Es un toro que nos apasiona».
75 vacas y dos sementales
Tras conocer la base de la ganadería nos hacíamos la siguiente pregunta ¿Hay mucho cruce de sangres? Rafael nos respondía rápidamente a esa cuestión: «No, porque nosotros cada dos años cambiamos de semental. Al principio tuvimos muchos problemas de consanguinidad, ya que llegaban a utreros y los animales se venían abajo y se morían solos. Gracias a Dios dimos con la tecla; en el año 2000 mi madre volvió a comprar una punta de vacas a ‘Clairac’ y, entre eso y cambiar sementales cada dos años, vamos salvando la consanguinidad».
Una ganadería corta, muy concentrada, pero con apertura de líneas que evitan esa tan temida consanguinidad: «Actualmente, tenemos 75 vacas y dos sementales. Es una ganadería corta, pero hoy en día es el número de reproductoras que queremos tener. Sobre esa base estamos trabajando».
El 2023 del hierro
Ahora tocaba saber cómo se presenta este 2023, como afrontan una temporada donde el hierro salmantino ha vuelto a estar en boca de los aficionados: «Tenemos once toros para este año, todos rematados, y veinte utreros. Lidiaremos todos. Los veedores han pasado ya por aquí, tenemos varias ofertas para toros para las calles, pero de momento estamos viendo a ver si podemos aguantarlos, si no los tendremos que sacar. La novillada de Ceret también la lidiamos nosotros».
Una ganadería que afronta este 2023 con otra cara tras los buenos resultados del 2022: «El año pasado lidiamos el novillo de Villaseca de la Sagra y el resto fue para las calles. Es una pena, pero es la realidad. Se llevaron varios toros para la zona del Levante, y en el concurso de Medina del Campo se llevaron también para los recortadores. También se lidiaron en el concurso de recortes de Pamplona durante San Fermín».
Nos hablaba de Villaseca, una plaza que apostó por este hierro para una novillada concurso: «No salió malo y a nosotros nos gustó. Este año ya van ocho lidiados a pie. Y lo de Céret será el gran empujón, además de la Feria del Aficionado de San Agustín de Guadalix», nos acababa comentando un ganadero que ve poco a poco la luz al final del túnel.
FOTOGALERÍA: PABLO RAMOS