La existencia del toro bravo discurre en un ecosistema peculiar, la dehesa, de la cual depende. Pero la dehesa también depende del toro bravo. Lo que el toro bravo representa como especie desde una perspectiva ecológica no se considera normalmente, en todo su alcance, en debates acerca de su situación actual. «El toro bravo es un animal normalmente sedentario, le cuesta moverse, si por ellos fuera estarían prácticamente todo el día comiendo y descansando, pero hay que moverlos», comentaba la ganadea Macarena Gallego a este medio.
Los toros bravos son unos de los animales más misteriosos que existen por los secretos que entraña su cría y por los comportamientos que tiene. El toro nota mucho el cambio de tiempo, cuando prevé lluvia o cambia el viento, está más revoltoso. En su tiempo el veterinario Julio Álvarez nos explicaba el cambio de comportamiento que tienen los animales bravos: «El toro es un animal muy sensible, fíjate que prevé los cambios de presión días antes de que nos pasen, debido a que es un animal poco sociable y con jerarquías poco estables, lo que le hace emprender una lucha por la dominancia. Su instinto salvaje provoca todo esto, y debido a ello hay que tener sumo cuidado cuando vemos que empiezan a originarse peleas».
Son momentos de incertidumbre, el toro se vuelve irascible, a los animales les cambia el humor, su carácter se vuelve más agrio, por lo que es fundamental andar con ellos y calmarlos. La voz del mayoral hace mucho. A estos le conocen por su olor, por el tono de su voz, y eso sin duda ayuda para que no se alteren, evitando así que las peleas puedan provocar perdidas irreparables en la camada.
A todo hay que sumarle que los toros son animales jerárquicos, ejemplares que luchan por ser el jefe de la manada, y eso evidentemente tiene consecuencias graves debidas a las peleas. Hay en ganaderías como Gavira donde cuando detectan que puede producirse una pelea los meten en el corredero para cansarlos y que así las peleas son sean tan graves. Pero cada ganadería es un mundo, en otras como Ana Romero los cercados no contienen más de tres toros, evitando así que se maten entre ellos.
Hoy nos vamos a casa de Victoriano del Río, es 1 de enero y los toros ya está midiéndose y echándose tierra en los lomos; sin duda son momentos complejos para el ganadero. Los toros comienzan una batalla sin cuartel por erigirse en el Rey del cercado, para ello se medirán con cuantos animales hagan falta. El problema no radica en la pelea uno contra uno, ahí ganará el más fuerte, huyendo el perdedor, la gravedad se da cuando un tercero entra por detrás, decantando la pelea en pocos segundo. Aquí es donde más bajas se producen, pues los hermanos se echarán encima y le pegarán hasta matarlo si este no escapa antes.
En el extenso cercado hay varias peleas, el burraco y el negro se miden en la parte alta, mientras que más abajo el colorado y el astado negro también están midiéndose; aún las peleas no han empezado, simplemente miden sus fuerzas en pos de una pelea mayor más adelante. El cambio de tiempo en este caso es un factor a tener muy en cuenta, de ahí que se tenga que tener especial atención en días como este.
Ver esta publicación en Instagram