Marco A. Hierro
Con año y medio de pandemia a nuestras espaldas, Miguel Ángel Perera se ha convertido en el toreo en otro de los contestatarios a aquellos que obvian su presencia entre las figuras. Porque lo cierto es que, a pesar de una intachable trayectoria, no se puede permitir el extremeño ni un resbalón en un camino que no le ponen nada fácil para mantener el estatus de figura que tanto le ha costado lograr primero y sustentar después. No ha sido fácil, en sus días como matador, tener que nadar a contracorriente y contestar cual adolescente rebelado a un tinglado que siempre intenta ponerle la zancadilla.
Las armas para hacerle frente siempre han sido las mismas; temple, técnica, seguridad, aplomo y quietud. Cierto es que en ocasiones la recia seriedad de Miguel Ángel lo aleja un poco del tendido, pero su tremenda capacidad para pisar los terrenos del toro, para plantar ese espigado poste sin enmendar postura y hacerse con todas las voluntades existentes en la plaza siguen manteniendo su prestigio y su caché. Porque se lo gana. Es especialista en dar la impresión de fácil a un toreo complicado y exigente cuya templada caricia mitiga en la apariencia. Perera es, seguramente, unas de las más puras expresiones de la técnica del toreo. Lo demostró el domingo en Santander con santacolomas y de eso hablamos con él hoy en CULTORO.
PREGUNTA- Santander y Perera son un tándem de triunfo. Ayer, en una cita clave para un año clave, diste un golpe de tres orejas sobre la mesa. Y más allá de eso, lo conceptual: supiste adaptarte a las embestidas santacolomeñas sin cambiar un ápice tu concepto, tus cambiados, tu cercanía a los pitones en los desplantes y, sobre y ante todo, tu profundidad. Y la verdad es que, en contra de lo que muchos pensaban, no ha sido nuevo en la carrera de Perera torear Santa Coloma, ¿no?
RESPUESTA- Para mí no era nuevo torear Santa Coloma. Es un encaste que he matado cuando se ha dado la circunstancia y siempre he tenido muy buena experiencia con ello, por lo que para mí no era nada raro. Gracias a Dios, las veces que la he matado en los sitios importantes, en algunos he podido triunfar pero en los que no creo que he tenido la solvencia y la capacidad de andar siempre bien con la corrida. Más que el encaste, la de Santa Coloma es una embestida que me vale para mi toreo, es despaciosa, te permite echar los vuelos y siempre torear despacio.
Diste una tarde de imposición sin imponer a la embestida del animal. En definitiva, de mucho temple.
Son animales que no quieren que los violentes. El toro que te humilla más quiere más sometimiento y al toro que humilla menos tienes que cogerle más la altura y acompañarle, pero no cambiarle el viaje porque eso no lo quiere, ni tampoco que le modifiques el recorrido ni la velocidad. Es lo que intento imprimir cuando mato una corrida o de Ana Romero o de La Quinta. Si a esa forma tan despaciosa de embestir, en la que parece que se van a parar, eres capaz de cogerle los vuelos, disfrutas mucho.
¿Tienes la impresión de que todos los años tienes que intentar un punto más porque al final siempre terminas encontrándote alguna piedra en el camino?
Este año es muy difícil por la pandemia. Yo lo he entendido y lo he asumido como tal. Se han reducido muchas ferias, se han reducido al número mínimo de corridas y soy consciente de que hay tres o cuatro toreros que han mantenido ese pistón y ese interés y luego, con la baraja de las novedades, en muchos sitios no he entrado. Pero lejos de tomármelo a mal o de resentirme, me lo he tomado como un año de transición, de saber esperar el momento. Ahora comienzo en Huelva un mes de agosto con siete u ocho fechas buenas e importantes y un mes de septiembre con Sevilla o Arles que yo creo que, lejos de sentirme mal, me ponen en un sitio privilegiado.
A algunos sitios habrás tenido que decir que no esta temporada.
Sí, claro. Yo sé el año que es, y yo estoy muy lejos de torear por torear. Yo voy si las condiciones que me ofrecen creo que son las que merezco. Y sigo diciendo que no a algunos sitios muy a mi pesar. Uno no lo hace con orgullo. No es algo de lo que me guste presumir, pero evidentemente, tienes que defender tu posición. Estoy agradecido de que me llamen, pero con pena de que no se puedan cuadrar algunas fechas. Esa filosofía de sumar por sumar y de torear por torear no la he llevado a cabo en otros momentos de mi carrera y no la voy a hacer ahora, entendiendo que hay que tener una posición en la que hay que hacer un esfuerzo y en la que todos tenemos que remar en la misma dirección. Uno tiene esa afinidad con la gente y con las empresas que también ponen de su parte.
¿Cómo ves el toreo? Sí es cierto que en 2021 prácticamente pocas ciudades además de las ya lloradas se están quedando sin toros (Bilbao, Pamplona, San Sebastián, Pontevedra, Plasencia…), pero no con el número de festejos deseado por todos. ¿Ves al empresariado y a la parte alta del escalafón capaz de recuperar en 2022 el número de festejos de abono existentes en las Ferias de 2019?
Creo que va a depender mucho de la evolución de la pandemia, de que dejen que los aforos se puedan completar. Pero hay varias lecturas: hay muchas plazas en las que antes yo toreaba con unas condiciones y con media plaza real se me respetaban, y es la misma media plaza que se está dando ahora. ¿Por qué antes se podía dar esa corrida o esa feria aun sabiendo que ibas a meter media plaza y ahora que se permite esa misma media plaza no se hace? Esas circunstancias no se entienden. Si antes tú podías dar una corrida con media plaza, ¿Por qué ahora exiges que haya un ajuste por parte de toreros y de ganaderos con la misma gente que antes entraba en condiciones normales?
Por tanto, me estás contestando que se está aprovechando la pandemia para bajar los emolumentos: ¿Está tapando la pandemia muchas puntillas del toreo?
Está claro que ahora mismo no estamos en condiciones normales. Somos conscientes de ello y los toreros en general estamos poniendo mucho de nuestra parte, pero el año que viene, si llegan esas condiciones normales, cada uno tendrá que defender su postura. En estas circunstancias, hay gente que hace las cosas por derecho y hay otros que no son tan claros.
¿Tienes la sensación de que tú sabes hacer y llevas haciendo lo mismo que ahora se le aplaude a los más jóvenes como si hubiesen inventado la rueda?
Es cuestión de las novedades. Y no lo personalizaría en mí: creo que los toreros que siempre han dado la cara, que tenemos una trayectoria… es por algo. En mi caso, mi historial ahí está desde que tomé la alternativa. Me siento muy orgulloso de haber sido como soy.
¿Es tan fácil como parece que torea Perera?
Estoy en un momento de madurez que lo estoy disfrutando mucho. Estoy lejos de esa presión de otros años. Haciendo falta el triunfo, en el sentido de que cada tarde tiene que pasar algo, tengo una sensación distinta. Intento ser más yo mismo.
Una vez llegados a este punto, y aunque seas joven, eres un veterano, con un importante número de años de alternativa. El Perera de 2007 no tenía esa madurez.
Vuelvo a la pregunta de antes: es el momento de que los jóvenes arreen porque otros toreros lo hemos hecho antes, pero a nadie se le puede olvidar lo que nosotros hemos hecho previamente. Los jóvenes deben arrear porque otros toreros lo hemos hecho antes, pero es injusto decir que lo bueno sea sólo lo de ahora.
Si pudieras elegir una sola medida que se pusiera en marcha mañana mismo para asegurar el futuro de la tauromaquia, ¿cuál sería?
Haría que los concursos y los pliegos de las plazas fueran mucho más libres, que se pudiese presentar cualquiera que acreditase una solvencia. Y lo haría mucho más libre, no tan encorsetado ni tan cerrado.