La pasada semana, el matador de toros extremeño Miguel Ángel Perera habló en los micrófonos del programa “Espacio Toro”, dirigido y presentado por el periodista David Casas. El espada de Puebla del Prior analizó cómo se ha desarrollado su campaña, en la que ha habido puertos de importancia como los de Madrid o Pamplona. “La temporada del año pasado no la disfruté ni fue como ésta”, comenzó exponiendo el torero, que la próxima campaña cumplirá veinte años de alternativa.
“Fue una temporada -la de 2022- de pensar mucho, en la que no me encontraba. Estaba en la plaza y había tenido tardes más o menos importantes, la eché hacia adelante… y acabó. Estuve en muchas Ferias, pero esa satisfacción no llegaba. Distintos motivos hacen que tu mente y tu ánimo no estén”, señalaba el torero pacense.
Madrid, Pamplona o el toro de Fuente Ymbro de Bilbao, como epicentros del 2023
Por ese motivo, esta temporada de 2023 “no era nada fácil, y al final la forma de afrontarla y la tranquilidad de no saber qué vas a torear, te hace estar a gusto, convencido y feliz contigo mismo”, defendía Perera. “La verdad que, en ese sentido, he ido echando la temporada hacia adelante. Me he encontrado a gusto y en los sitios importantes he mostrado el nivel como torero al que a lo mejor en otras temporadas no había llegado. Madrid, Pamplona, el toro de Fuente Ymbro de Bilbao, la tarde que di con el esfuerzo que hice, pasando esa raya… eso te da mucha satisfacción.
“Hay situaciones y estados anímicos que al final te hacen ver el vaso medio lleno o medio vacío”
“¿A qué achacas ese cambio?”, le preguntaba David Casas a Perera. “Los toreros somos personas, al final hay cosas que no están en tu mano, que crees que las tienes controladas y te terminan influyendo y condicionando. No te puedo decir que dos más dos son cuatro, pero hay situaciones y estados anímicos que al final te hacen ver el vaso medio lleno o medio vacío, y afrontar las cosas con otro optimismo y otro ánimo”, exponía Miguel Ángel.
Y concluía: “Este año, aunque ha sido una temporada dura y difícil, la afronté con otra seguridad y otra tranquilidad. Me preocupé menos de dónde iba o no iba a estar, y más del día a día y de estar y de dar el nivel que realmente era mi obligación de ofrecer como torero y por mi trayectoria, el lugar que ocupo y he ocupado. Al final, ha sido una temporada muy bonita desde la primera tarde de Valdemorillo hasta el final, en la que me encontré a gusto con lo que hacía”, finalizaba Perera.