A nadie se le escapa que no son momentos fáciles para ser ganadero de bravo. Pese a existir una importante mejoría en el sector, todavía hay muchos criadores de bravo que lo están pasando mal. Se trata de un nicho que, pese a volver a números similares a los de 2019, se ha dejado a muchos ganaderos por el camino. Hombres y mujeres que durante muchos años apostaron por un tipo de ganado muy definido y que debido a la citada pandemia bajaron la persiana. Los que sigue lo hace con la mosca detrás de la oreja al ver como el precio de sus animales no se asemeja, en muchas ocasiones, al que tienen en la cabeza los empresarios.
Algunos ganaderos consultados por este medio nos comentan que “al existir libre mercado es imposible fijar ese mínimo”, aunque también reconocen que “sería necesario para evitar malas artes o juegos por debajo de la mesa” declaraba un criador de bravo recientemente a este medio. ¿Cuál es realmente el precio de una corrida de toros? ¿Se paga una cantidad más alta que por otras que van a San Isidro? Esa es una pregunta que tiene trampa al no tener todos los hierros, un mismo caché.
Rematar un toro en el campo ha subido casi un 20% respecto al precio que había antes de la pandemia, de ahí que Si nos ceñimos exclusivamente a seis toros para una plaza como Madrid, el coste de la corrida no debería bajar de los 50.000 €/55.000 € para que el ganadero tuviera cierto margen de beneficio sobre la corrida. Tras la pandemia, con la alta inflación que hay actualmente y los cambios de posiciones de ambas ganaderías en el mercado, el precio de cada una ha cambiado sustancialmente al que se podían dar hace 10-15 años.
Las ganaderías de bravo, dependiendo del lugar que ocupe cada una el precio de cada animal subirá o bajará con respecto a otras plazas de la misma categoría. Al contrario que pasa con matadores de toros, novilleros, rejoneadores, banderilleros o picadores, en el mundo ganadero no existe esa franja de mínimos que delimita los honorarios, algo que perjudica a muchos criadores de bravo, no teniendo estos fuerza en la negociación. Está claro que el mercado debe regularse, que hay vacadas que no venden corridas a ese precio, pero hablamos de plazas concretas y cosos de relevancia como Sevilla, Madrid, Pamplona o Bilbao.
Pese a tener largas conversaciones con ganaderos y conocer más o menos como se mueve el mercado es muy complicado dar con la cifra exacta pagada a un hierro u otro. En el caso de hierros como Victorino, Miura o Juan Pedro Domecq, por poner tres ejemplos, es más fácil al estar estas presentes en los ciclos más importantes de España y Francia, más complicado es hacerlo con el hierro onubense de Cuadri al estar ausente de cosos donde monetariamente se paga muy bien.
Como ya recalcamos en alguna ocasión una ganadería es difícil que asuma ella sola el peso de la taquilla, de ahí que el valor por corrida dependa de la fecha, si está fuera o dentro de Feria, el cartel, el número de toros disponible o la plaza en cuestión. En cosos como Las Ventas o la Monumental de Pamplona se paga bastante bien, dos plazas que se ven reforzadas por un abono potente y la televisión, esa donde la horquilla se sitúa entre los 72.000 y 120.000 €.
Todo esto ayuda a pagar un precio más que razonable por una corrida de toros como Cuadri, hierro que nunca ha dicho sí a lidiar una corrida por debajo de aquello que creían justo, desechando la oferta de la empresa si esta era a la baja. Si un toro antes de la pandemia podría rondar los 5.000 euros, ahora poner a un animal rematado no baja de los, 6500 €/7000 €.